Toda piscina guarda un secreto.
No sé muy bien por qué, pero de la misma forma que el agua es un buen conductor de electricidad es un buen conductor de emociones.
Eso es algo que es así, aunque no se pueda demostrar.
Pocas cosas hay más inquietantes que una piscina…
Lo que pasa bajo el agua se queda bajo el agua.
¿Cuántas historias de amor se han forjado entre los reflejos del cloro azul?
Historias de celos, de ambición, de lujuria….
El cadáver flotando en la piscina.
Las piscinas son un potente símbolo artístico que dan mucho juego en el cine. Recordemos algunas escenas que han quedado para siempre en el imaginario colectivo del celuloide, clásicos instantáneos que van más allá de la típica escena de piscina que se fundamenta en enseñar cacho.
Empecemos por mi favorita de todas:
‘Rushmore’
Es imposible que yo sea objetiva en nada que tenga que ver con Bill Murray. Es el maestro en trasmitir todo sin decir nada.
Esta escena forma parte de la segunda película de Wes Anderson y supone un combo más que perfecto del estilo Anderson & Murray.
Tiene ese toque agridulce de comedia depresiva y resume a la perfección la esencia del protagonista.
Podemos ver cómo se emborracha en el cumpleaños de sus hijos gemelos y se dedica a tirar pelotas de golf a la piscina mientras su mujer flirtea con otro hombre delante de él.
Llega un momento en el que decide tirarse a la piscina.
Tras un instante decisivo, parado en el trampolín, observando la decadente escena, decide tirarse al más puro estilo “adiós mundo cruel” de un niño grande enfadado con el mundo.
Nada en esta escena tiene desperdicio.
Ni los personajes secundarios, ni su bañador, ni por supuesto la excelente ‘Nothing in this world’ de The Kinks sonando de fondo.
‘Harold y Maude’
Si no has visto esta película no sé que estás haciendo con tu vida.
Todo un canto a la alegría de vivir y a la libertad, con ecos de los movimientos revolucionarios de los años 70 en EEUU y una banda sonora de Cat Stevens creada especialmente para la ocasión.
Harold es un joven obsesionado con la muerte y hastiado con la vida, que finge su suicidio una y otra vez, de las maneras más rocambolescas, para el desespero de su madre.
Cuando conoce a Maude, una anciana llena de vida, una vitalista con alma de anarquista, vivirá un romance que hará que su vida de un giro de 380 grados.
En esta escena podemos ver a la madre de Harold celebrando su hora del baño de manera ceremoniosa, en contraste con el cuerpo de su hijo flotando en la piscina.
Un ejemplo de elegancia y humor negro.
‘Juegos salvajes’
Si hay una escena icónica por excelencia que todo el mundo recuerda de ‘Juegos salvajes’ es la escena lésbica en la piscina. Pero no, no es aquella la que vamos a incluir en nuestro repertorio.
Personalmente creo que dicha escena no es para tanto, si algo hizo que triunfara fue el morbo de ver a Neve Campbell pasar de virgen inocentona en ‘Scream’, a devora piscinas con Denise Richards. Hubiera sido lo mismo si se hubiera rodado en una cama, así que me quedo con la escena en la que Denise sale de la piscina al ritmo de Morphine.
Todo un ejemplo de cómo aprovechar una piscina para presentar a un personaje y para crear erotismo.
La voz de Sandman le acompaña a la perfección y perfila sus movimientos.
Ésta debería ser la escena sexy por referencia de ‘Juegos salvajes’.
‘El graduado’
Nunca una piscina fue tan azul ni tan brillante, como cuando Dustin Hoffman se relajaba en su colchoneta mientras sonaba ‘The sounds of the silence’. Todo un deleite para los cinco sentidos.
‘Juegos secretos’
Aquí ya la cosa se pone seria.
¿Qué pasaría si se enteran en una piscina comunitaria de que un hombre que acaba de salir de la cárcel por delito de pederastia, se encuentra nadando entre los pequeños?
La escena es absolutamente sobrecogedora.
Crudeza y maestría en la dirección, fruto del genio de Todd Field.
‘Las vidas posibles de Mr. Nobody’
Esta película es una poesía visual de 133 minutos
Y esta escena es sencillamente perfecta.
En gran parte gracias al acompañamiento de Otis Redding.
‘Boogie Nights’
Todo amante de los años 70 habrá caído rendido ante la pureza de esta película. Reina de las escenas piscineras, aquí tenemos el famoso plano secuencia de Paul Thomas Anderson.
‘Déjame entrar’
Terror, elegancia y dulzura.
Con esta escena, Thomas Alfredson dio una lección de cine al mundo entero.
Es genial cómo juega con los espacios y con mostrar pequeñas piezas en la escena, que nos hacen recrear lo que ha ocurrido fuera de nuestro plano de visión de manera mucho más potente. La mirada final entre la víctima y su salvadora, transmite una dulzura increíble, dejando marcados los ojazos de la pequeña vampira en todos los que somos amantes de esta película.
Cuando Hitchcock sentenció que en el cine era mejor no trabajar con niños, sin duda no había conocido a esta pareja.
‘Romeo + Juliet’
El kitsch más romántico de la mano de Baz Luhrmann.
Los magreos que se dieron Leonardo Dicaprio y Claire Danes bajo el agua son de los más auténticos y carismáticos de la historia del cine.
Pocas veces se ha visto una química tan real y palpable entre dos actores. Tanta, tanta química… que llegaron a poner celosas a sus parejas reales.
Para mí este pastelón resume a la perfección el espíritu adolescente.
En mi etapa quinceañera, la veía una y otra vez en plan “rebobinar-pause, rebobinar-pause”… soñando con los primeros planos de mi Romeo. Este piscineo nocturno, alimentaba mi alma febril y novelera, lo cual daría paso a una etapa shakesperiana en la que me dio por devorar toda su obra y memorizar sus versos.
Estoy segura de que a más de una y a más de uno este icono pop hecho película les sirvió para acercarse a los libros de Shakespeare.
Adjunto pruebas de mi relación platónico/psicópata con Leonardo DiCaprio:
‘Destino Final 4’
Y, por último, tenemos a una de las famosas muertes que caracterizan a esta saga, en un más que merecidísimo puesto en esta lista.
Qué queréis que os diga, esta película está muy infravalorada.
Las escenas macabras con finales irónicos a lo “happy ending” resultan muy simpáticas. Muy al estilo de los dibujitos de ‘Happy tree friends’.
Además, me recuerda a uno de los mejores cuentos que he leído nunca: ‘Tripas’, de Chuck Palahniuk.
[…] Las mejores escenas en piscinas […]
En mi opinión «Pepito piscinas» no es comparable con ninguna de las películas que has comentado (una vez más magistralmente); sin embargo me habría gustado leer tu comentario ¿canalla? sobre esta película
Menuda puta mierda de artículo para Hipsters.
En mi opinión es un artículo excelente pero si no te gusta es muy respetable.
El problema viene en que si no te gusta algo simplemente no pierdes tu tiempo con ello.
Si has sentido la necesidad de registrarte solo para criticar es que te come la envidia de ver como otras personas hacen cosas con su vida. Busca tú también algo que hacer y recuerda que toda la rabia que expresamos con los comentarios anónimos por internet te vuelve multiplicado por tres en tu vida real
Haters love hate!
Genial ! Gracias Towanda por el rato de entretenimiento y formación que me has dado con este artículo. Como mínimo me has provocado que vea algunas películas que mencionas. Las piscinas están llenas también de gestos y emociones artificiales y forzadas y escenas decadentes . Si lo comparamos con el escenario natural que rodea a una buena playa y un inolvidable atardecer parece que la vida tiene más sentido aunque sea más sensiblera. Tomando una de las reflexiones de tu anterior artículo parece que con estas escenas de piscinas no nadamos en una constante exhibición virtual de todo lo bueno y bonito que tiene nuestra vida, ni siquiera en la escena magistral de Harold y Maude.
Faltou a cena inicial de «Crepúculo dos Deuses».
Por supuesto!!! Una escena clásica e inmortal del cine.