Todo lo que necesitas saber de las empresas informáticas

En mi mundo, la informática, todo se clasifica y, como no podía ser menos, también los tipos de empresas informáticas.

Empecemos.

Cárnica estándar

Este tipo de empresa está formada por dos socios. El capitalista y el hijoputa. El capitalista suele ser el cuñao del hijoputa que le deja la pasta para hacer su negocio a cambio de nubes de colores. El hijoputa suele ser un comercial nivel cabrón rebotado que fue despedido de una empresa Golden a cambio de un finiquito extraordinario (que se ha fundido en putas, alcohol e inversiones aleatorias) por hacer demasiado bien lo que sabe hacer.

¿Y qué sabe hacer?

Vender, vender y vender. Sería capaz de poner a su abuela dentro de una valija nuclear y vendérsela a los norcoreanos a cambio de una promesa de reunión para hacer un programita en Windows que le dé la hora al líder.

Ese personaje, que no deja de ser un pirata sin escrúpulos con un alto poder de convicción, sigue una regla básica para lanzar su startup (en español, sueños rotos):

1. Contacta con el amiguete que conoció en sus aventuras de coca, putas y alcohol, para que le coloque personal a trabajar en su proyecto de desarrollo de software. Obviamente, este amigo, al que todavía le queda algo del lóbulo central, lo manda a la mierda.
2. Le pregunta cuánto le cobra a la cárnica que menos le cobra y le hace un 50 por ciento de descuento.
3. Se van de putas y de borrachera.
4. Abre el Infojobs y comienza a llamar a todo cristo: Programador con experiencia en prácticas de la universidad. En realidad es una mierda pinchada en un palo, pero para él ( y a partir de ahora también para ti) es como si hubieras picado directamente en Vi el software del Apolo 11 de la NASA (sin errores de compilación y funcionando a la primera). Le gustas, te hace la entrevista y si no descubre que eres borderline, te pide cuánto quieres cobrar y te lo paga sin negociar.

Y así consigue una empresa con una gestión estudiada en Harvard como ejemplo de locura digna de un cocainómano esquizofrénico, que arroja ingentes pérdidas y que se mantiene gracias al cuñao, o más bien, a la cuenta de ahorros para la jubilación de tu cuñao.

Para identificarlas se autodenominan con IT: IT consulting, IT Talents, IT Managment.. ITITITTITI

Empresas de medio pelo

Sin saber cómo, el comercial hijoputa ha conseguido tras mucho joder al cuñao con que le suelte pasta a fondo perdido, algún beneficio y colocar una cantidad ingente de trabajadores de pelaje variado, donde hay algún gordo granudo adicto a los videotutoriales, que controla de todo en general, indispensable en alguna tecnología que sería Física Cuántica para todos menos para los mexicanos que pueblan Youtube y el gordo granudo. Con lo que de algún modo se han hecho, como lo haría una infección, con el control del proyecto, y lo que es más increíble, con estupendos resultados. El hijoputa mueve los hilos para conseguir facturar más y consigue establecerse en el mercado. Ahora tiene presencia y su empresa vale algo (descontando todo lo que debe al fondo familiar). En ese momento, el comercial llama a todo tipo de empresas de inversión pirata, donde abundan los hijoputas sin escrúpulos como él, para conseguir financiación para su empresa. En realidad se traduce en conseguir un R8 en Leasing, un chalet en Villapardillo de Arriba donde mantener a la familia (a la cual verá solo en vacaciones, si dios quiere), para seguir un ritmo de vida cojonudo (de alcohol, mujeres varias y cocaína) y, finalmente, pagarle (no mucho) a su cuñao y largarlo echando leches.

Esta empresa dura lo que dura el fondo pirata en venderla a trozos o en hacerse con el control total tras largar al hijoputa a cambio de pagarle bien pagada su parte del accionariado.

Irremediablemente, el fondo pirata la venderá a una consultora Golden que se hará con el control, contratará al fricazo y despedirá a los demás para poner a sus juniors a precio de oro.

No las identificarás. Viven al margen del mercado.

Consultoras Golden

En este momento estamos cruzando la puerta hacia el lugar donde la impersonalidad impera. Hay dos opciones: Entras junior y te meten en el proceso de carrera (que es como llaman a la esclavitud) o entras experto y te pagan lo que ellos te ofrezcan porque no puedes conseguir algo mejor ya que eres un desgraciado.

Si entras junior, te has convertido en un mierda al que pagan mierda y por el que cobran a los clientes como canelita en rama. Te tiras de junior y con contratos de seis meses todo el tiempo necesario hasta que se te inflen los huevos y decidas abandonarlos. Te harán contraoferta, la cual cogerás con cariño para limpiar la zurrapa más olorosa que puedas echar y te irás a la cárnica de turno donde te quieren mucho, muchísimo, infinito y te pagarán absurdamente bien.

Sin embargo, puede ser que por algún motivo extraordinario seas corporativo con 22 años y no decidas salir a ningún sitio y sigas con el proceso de carrera. En este caso se abren dos vías:

1. Eres un trepa sin escrúpulos, con lo que se garantiza que alcanzarás la cima hasta que te larguen y fundes una cárnica con el dinero de tu cuñao.
2. Eres un tolai, que tragará y tragará hasta que no concibas la vida sin tragar. Te convertirás en un capullo trajeado que se come todas las mierdas de los demás, un gilipollas odioso que irá dando lecciones de profesionalidad porque en 20 años se le han acumulado miles de días de vacaciones no disfrutados sin protestar a cambio de: un BWM 315 (para el 320 no le llega), un adosado en Alcobendas con hipoteca hasta los 80 años y un despido improcedente negociado en los tribunales (o una injusta prejubilación si sigue tragando hasta niveles extrasolares). En ese momento se le iluminará la mente, descubrirá que su mujer se está tirando al dueño de una cárnica que la recoge con un R8 en Leasing y que su vida ha volado sin que pudiera darse cuenta.

A estas empresas las identificarás porque son pocas y todos el mundo se queja de ellas.

Y entonces, si todo esto es cierto, ¿quién triunfa?

Nadie. O estás en el grupito familiar que controla el cotarro y te forras sin control, o consigues llegar a trabajar ocho horitas e irte a casita conforme y contento de lo que te pagan. No todo el mundo tiene un cuñao imbécil.

La imagen que acompaña este artículo es de Dale Mahalko ©