El gigante de las tres estrellas

El objetivo de todo vendedor es conseguir ganar dinero incluso con las ventas que pierde.

Samsung ha conseguido ganar dinero en varios sectores de la electrónica sea cual sea la opción elegida. Si escoges un iPhone en vez del último Galaxy, debes saber que el microprocesador (el cerebro) de ese iPhone está fabricado por Samsung.

Pero para llegar a este punto se ha recorrido un largo camino. Samsung en coreano quiere decir tres estrellas. Este curioso nombre se lo puso su fundador Lee Byung-chul en 1938. Aunque la empresa original distaba mucho de la actual, su negocio era la exportación de pescado seco, verduras y fruta a Manchuria y Pequín

Pronto quedó claro que su fundador quería expandir las actividades de la empresa al máximo, creando nuevas empresas del holding o comprando nuevas divisiones. Así en 1953 fundó Cheil Sugar, dedicada a la alimentación, en 1958 compró Ankuk Fire & Marine Insurance, dedicada a los seguros…

Y la lista seguía creciendo año a año, hasta que en el año 1969 comenzaron su camino en el mundo de la electrónica. Para ello se fusionaron con Sanyo creando la Samsung-Sanyo Electronics, aunque en 1977 se convertiría oficialmente en Samsung Electronics.

Desde el momento de creación de la división todo fue crecimiento, no sólo producían productos de consumo, crearon filiales dedicadas la fabricación e investigación y desarrollo de circuitos, microprocesadores… El interés de Samsung por la tecnología desembocó la creación de los dos institutos de investigación y desarrollo de la empresa, que contribuyeron a ampliar aún más su alcance en los campos de la electrónica, de los semiconductores, y otras muchas áreas.

Un momento clave para entender a la empresa actual que es Samsung sucedió en 1987, cuando, tas la muerte del fundador, su hijo Kun-Hee Lee fue nombrado presidente. Con sangre nueva al timón Samsung reestructuró sus actividades con un objetivo claro: convertirse en una de las cinco empresas de la industria electrónica más importantes del mundo.

La clave del éxito en las últimas décadas se basa en la alta calidad de sus productos, una de las historias que se cuenta sobre Kun-Hee Lee da fe de ello.

En las navidades de 1994 Kun-Hee Lee regaló a sus familiares y conocidos el nuevo teléfono que Samsung iba a la comenzar a vender en 1995.

A las pocas semanas todos los teléfonos se rompieron evidenciando su baja calidad, con lo que Kun-Hee Lee tomó cartas en el asunto. Se dirigió a su fábrica y tras un breve discurso  quemó personalmente todo el stock de móviles que tenían listo para enviar, retrasando el lanzamiento del teléfono hasta 1999. No hay nada como un gesto dramático para dejar claro que la calidad de los productos es prioridad para la compañía a cualquier precio.

En 2010 el nieto del fundador fue nombrado presidente ejecutivo. Samsung está más fuerte que nunca y que sigue con su filosofía de expansión, contando ya con más de 60 filiales.

Parece que la empresa exportadora de pescado seco todavía tiene un largo camino por delante.

bluebird Comunicación
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