Quiero unas Google Glass y no sé muy bien para qué

Tengo que reconocer que desde que las vi, quiero unas Google Glass. Ejercieron sobre mi persona un impacto diferente. Similar al que sufrí hace tiempo con el iPad. Quería unas. Ya. Me inscribí a todos los sitios posibles para conseguirlas desde Estados Unidos. Pero nada… a día de hoy sigo sin tocarlas ni probarlas y no tengo la más remota idea de que se ve a través de ellas.

¿Por qué entonces esa atracción? Sinceramente creo que son diferentes. También porque todos hemos visto ‘Bola de Dragón’ y recordamos el medidor de fuerza que llevaban los Guerreros del Espacio al llegar a la tierra. Pero… ¿Qué usos podré darles yo como usuario a las Google Glass?

Últimamente las hemos visto en campos de fútbol, de baloncesto, de tenis… También en conciertos y en televisión. Y las hemos visto encima de cualquier cosa, ya sea en la cabeza de Mariano Rajoy o de Esperanza Aguirre. Realmente me frustra que Rajoy se las haya probado antes que yo… Me vuelve insidioso.

Sin embargo, curiosamente, cada día desciende más mi curiosidad por ellas ya que no les veo un objeto práctico para mi día a día. No podré conducir con ellas, ni ir al cine, ni me van a ofrecer nada diferente al teléfono, las tabletas o a los wearables que, probablemente, cada día tengan más prestaciones.

No obstante quiero defender a las Google Glass porque mientras no les veo (insisto que sin tocarlas) el más mínimo sentido práctico para un señor que va por las calle, creo que tienen un enorme potencial en algunos campos profesionales. Sí, este aparatito puede ser una revolución para la ciencia, la medicina, los laboratorios…

Veo a las Google Glass asistiendo a un cirujano en una operación. Las entiendo para analizar datos en un laboratorio siendo un apoyo perfecto para el trabajo con el microscopio. Las defiendo para ser utilizadas en rescates en zonas de difícil acceso. Pero no, no las entiendo, al menos por el momento, para ir por la calle con ellas mirando mapas… Lo que nos hacía falta.

No sé qué pasará. Quizás me equivoque y en unos años todos llevemos unas Google Glass en la cabeza para coger el Metro, comprar el periódico o sacar a pasear al perro. Sin embargo, sí intuyo grandes avances científicos, tecnológicos e incluso deportivos con su apoyo. El tiempo lo dirá. Seguro que hace diez años nadie imaginaba que íbamos a llevar teléfonos del tamaño de un libro en nuestros bolsillos.

Fotografía de Rijans007 ©

bluebird Comunicación
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