Muchos se sorprenderán al enterarse de que fue lanzado al mercado en 1978 y que se han seguido fabricando reproductores de este formato hasta principios del 2009.
La tecnología en la que se basa este sistema de reproducción de vídeo es la misma que seguimos utilizando en CD, DVD e incluso Bluray. Se desarrolló en 1958 y a los soportes que la utilizan se les llama, de forma genérica, discos ópticos.
A diferencia de los discos magnéticos, que utilizan la magnetización de una superficie para guardar datos, los discos ópticos utilizan hendiduras minúsculas, que son leídas mediante un láser, lo que evita su desgaste.
El Laserdisc es muy especial, ya que es el único disco óptico que no tiene los datos digitalizados, utiliza una modulación de frecuencia, que en cristiano quiere decir, que la imagen y el sonido no pasan por ningún proceso de digitalización o compresión. Por tanto, tal y como se filmó en celuloide es como aparece en la pantalla. Lo que, todavía en la actualidad, hace que un grupo de acérrimos seguidores sigan prefiriéndolo a cualquier otro sistema más moderno.
Aun teniendo, el catálogo de películas más grande del mundo (MCA), capacidad para varias pista de audio y el doble de calidad de imagen que los sistemas VHS y Beta, fue el primero en caer en la guerra de formatos de mediados de los 80. Veamos cuales fueron las razones:
La avaricia: Una cinta VHS o una Beta eran bastante caras de fabricar, ya que podían tener hasta 14 componentes en su interior. En cambio, el formato Laserdisc, consta de dos discos individuales de aluminio que eran pegados para forma un disco de dos caras. Por tanto, los costes de fabricación eran muy bajos, pero inexplicablemente los precios de venta era muy superiores a los de las cintas VHS y Beta lo que espantó a gran parte de los potenciales compradores.
La incomodidad: El tiempo de reproducción un Laserdisc era de un máximo de 60 minutos (30 minutos por cara), lo que hizo que algunas de las películas vinieran en más de un disco. Este fue un tema decisivo para que el formato con peor calidad de imagen de los tres en pugna, el VHS, ganara; ya que permitía la reproducción de hasta dos horas continuas sin la necesidad de levantarse del sillón.
La grabación: Si te comprabas un Laserdisc, no podías grabar. Está, que fue una de las grandes revoluciones de los 80, poder grabar programas, películas… nunca estuvo disponible para el Laserdisc. Muchos llegaron a comprar el Laserdisc para ver películas compradas y un VHS para ver las que habían grabado en la televisión.
Este sistema nunca tuvo éxito en Europa y sólo consiguió implantarse ampliamente en Japón (donde los precios fueron más bajos). Hasta el 2002 siguieron lanzándose películas en este formato sólo para consumo de Japón y Hong-Kong.
Como nos ha demostrado en varias ocasiones la electrónica de consumo, tener el producto de mejor calidad no quiere decir que el triunfo esté asegurado y en algunos casos, como el del Laserdisc, sólo se consigue ser el mejor de entre todos los olvidados.