Fue una revolución. El regalo estrella de varias navidades. Había otras pero, sorprendentemente, todo el mundo quería esa. Niños y no tan niños. ¿Sería por el Tetris? ¿Sería por su forma? ¿Quizás por el precio? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero Game Boy arrasó el mercado a principios de los 90.
Se cumplen ahora 25 años del lanzamiento de la primera gran portátil en España. Aquellos colores negros y amarillos que cautivaron por todas partes y que, a día de hoy, forman parte de la leyenda del mundo de los videojuegos.
Vino acompañada del Tetris y eso facilitó las cosas. Todo el mundo quería jugar al Tetris, pero al contrario que otras máquinas, Game Boy te permitía tener más juegos. Eso era genial: Super Mario, Zelda y un largo catálogo de juegos que hoy se consideran grandes clásicos.
Se impuso a máquinas de mayor calibre y en color como la Game Gear de SEGA, que se ha valorado más con el tiempo convirtiéndose en un objeto de coleccionista. Era más atractiva pero mucho más cara y tenías que cambiar las pilas a las pocas horas. En cambio, la Game Boy de Nintendo era mucho más barata y las pilas duraban una eternidad. Era perfecta para llevarla a todas partes.
Cuando se habla de la primera portátil de Nintendo nos referimos a aquel ladrillo blanco con botones rosas y cruceta gris oscura. Luego vinieron hasta siete versiones más: Game Boy Pocket, Game Boy Color, Game Boy Advance… Ésta última, por ejemplo, vendió 81 millones de unidades preparando el terreno a la Nintendo DS.
Y también hubo accesorios que, quizás en España, no causaron tanto furor como en Japón. Por ejemplo Game Boy Camera, lanzada en el año 1998, fue un preludio de lo que vendría con los móviles. ¿Se harían selfies los niños? También lanzaron una impresora portátil para poder tener en la mano tus fotografías.
Pero volvamos a la mítica consola, aquella que tenía nada menos que nueve centímetros de ancho y pesaba la friolera de 400 gramos. Puso de moda aquello de soplar los cartuchos, por ejemplo, y probablemente no era una buena idea. Pero los jugadores los soplaban para que funcionaran mejor. Eran aquellos cartuchos grises, prácticamente cuadrados, con una esquina diferente para que los pudiera atrapar la pestaña de la Game Boy.
Luego la encendías y lo primero que veías era aquel logo de Nintendo y un sonido: ¡Pin! Y a jugar. No había espera alguna. Era encender y disfrutar. Un pequeño menú de opciones y a darle a las dos teclas y a la cruceta. Nintendo acaba de crear una forma de consumir videojuegos que se impondría y tendría su auge consolero años después. Ahora se ve a más gente jugando en los móviles, pero hubo un tiempo en el que había consolas portátiles de Nintendo por todas partes.
¿Y los juegos? Pues hubo muchos, buenos y legendarios. Partiendo de Tetris, adictivo y un perfecto gancho para vender consolas. Después estaría Super Mario Land, uno de los mejores plataformas portátiles que han existido. Y, por supuesto, The Legend of Zelda: Link’s Awakeing, una obra de arte de esto de los videojuegos.
Pero si hubo una saga vital para el crecimiento de Game Boy, años después de su lanzamiento, fue Pokemon. En sus distintas versiones, sucesivas para los distintos modelos de la portátil de Nintendo, Pikachu y compañía fueron arrasando entrega a entrega, convirtiéndose en los juegos más esperados por millones de fans .
Pero esta pequeña gran máquina de 8 bits tuvo otros grandes títulos que todavía son recordados con cariño. Hablamos de Donkey Kong Land, Castlevenia II o Kirby’s Dream Land, Metroid II. Ya en su época en color vendría otras joyas como Mario Tennis, Zelda: Oracle of Ages, Wario Land 2 o un tardío Metal Gear Solid.
Todo grandes joyas de una consola, la Game Boy, que ha perdurado en el tiempo y que, probablemente, muchísimos usuarios siguen disfrutando 25 años después.
Fotografía: The Guy With The Yellow Bike ©