El éxito olvidado de Sinclair

Cuando los americanos narran la historia de la informática personal, tienden a hacerlo con un deje patriótico. Sólo se mencionan empresas americanas, que sin duda fueron imprescindibles para el desarrollo de la informática, pero que no lo hicieron en solitario. Entre las menos recordadas está Sinclair Research Ltd.

Tras varios fracasos de ventas, Sir Clive Sinclair, abandona en 1979 la empresa que había fundado casi 20 años antes, Sinclair Radionics. Después de 20 años desarrollando productos electrónicos (calculadoras, relojes digitales, radios…) busca su siguiente reto y lo encuentra muy pronto.

Su objetivo será desarrollar un ordenador personal de bajo precio, que sea accesible al público general y para ello comienza a trabajar en el hardware necesario en su empresa Sinclair Research.

En 1980, Sinclair lanza su primer ordenador, el ZX80 a un precio de 99,95 libras, convirtiéndose en el ordenador personal más barato del mercado. En aquel momento su competencia directa: Apple, Commodore y Amstrand vendían sus equipos a un precio entre 3 y 5 veces superior.

Aunque gozó de un gran éxito (100.000 unidades vendidas), el ZX80, con un procesador de 3.25 MHz, una memoria RAM de 1 Kb y un lector de cintas de cassette para grabación y lectura de datos, tenía claras carencias.

Los Sinclair integraban un teclado en la propia CPU, sin monitor incorporado, con lo que el usuario debía conectarlo a su propio televisor. En este caso el teclado era de membrana de color azul, lo que le dio al ZX80 una estética muy especial.

Aun con el éxito obtenido con su primer ordenador, Sinclair no quedó satisfecho, ya que consideraba que el ZX80 no era lo suficientemente bueno. Así que comenzó otro proyecto de desarrollo que culminó en 1982 y que dio como resultado el ZX Spectrum.

Para el desarrollo del Spectrum (como se le conoció popularmente), Sinclair tomó personalmente todas las decisiones relacionadas con el hardware y con la estética del nuevo equipo. Así le dotó de diferentes configuraciones pudiendo el cliente elegir la cantidad de RAM de su equipo (16Kb o 48 Kb), un procesador a 3.54 MHz y un lector de cintas de cassette para grabación y lectura de datos.

El Spectrum generaba 8 colores distintos en pantalla (con 2 niveles de brillo) a una resolución de 256×192 pixels, pudiendo combinar un máximo de 2 colores y un sólo nivel de brillo por cada 8×8 pixels. Lo cual, visualmente fue un gran avance respecto a otros equipos.

La configuración más cara del Spectrum costaba 175 libras, lo que le seguía colocando entre los precios más bajos del mercado.

Este equipo marcó historia, tanto por ventas (5 millones de equipos) como por estética. Su tamaño reducido y característico arcoíris lo hicieron inmediatamente reconocible. Pero el secreto de su éxito no se basó en su hardware, se basó en su capacidad de convencer a los desarrolladores de que trabajasen bajo su plataforma. Así en el momento de máximo esplendor un usuario podía elegir entre más de 24.000 aplicaciones, muchas de ellas juegos. Este punto diferenciador fue decisivo para que el gran público se decidiese a la hora de adquirir su equipo respecto a la competencia.

Este fue el mismo método utilizado por Apple en su iPhone, conseguir que los desarrolladores le dieran mayor valor al equipo mediante desarrollo de apps.

Pero no todo fueron éxitos, Sinclair desarrolló varios proyectos que fueron un fracaso comercial. Como el QL, un ordenador para uso profesional que, siendo una buena máquina, fue lastrada por errores de fabricación y distribución que hicieron desconfiar a los usuarios. Aunque el punto decisivo en su fracaso fue, que al contrario de Spectrum, no obtuvo la confianza de los desarrolladores de software.

Aunque las ventas del Spectrum y sus diferentes versiones fueron muy buenas, varios costosos fracasos hicieron que la compañía quedara al borde de la ruina. Finalmente Sinclair vendió los derechos de fabricación y distribución de todos sus productos a su competidora directa, la británica Amstrad Consumer Electronics por 5 millones de libras.

Bajo la gestión de Amstrad se evolucionó el Spectrum y siguió teniendo buenas ventas durante toda la década de los 80, pero ningún producto nuevo salió bajo la marca Sinclair.

Tras 10 años en el mercado, los Spectrum dejaron de fabricarse en 1992 y con ellos la marca Sinclair dejó de tener presencia en el mercado de la informática.

Se tiende a olvidar que no sólo en los garajes de Silicon Valley se moldeó la informática moderna. Los Sinclair Spectrum fueron la primera toma de contacto de toda una generación de europeos con eso tan lejano y extraño que era por entonces la informática.

La foto es de Bill Bertram ©

bluebird Comunicación
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