Será raro aunque ya viene siendo extraño casi tres años. Fue en septiembre de 2011 cuando Don Balón nos dejó. Fue una muerte agónica, difícil y quizás innecesaria para una de las publicaciones más ejemplares de la prensa española. Nos dejó con casi 36 años de vida. Una larga trayectoria haciendo semana a semana lo que mejor se le daba: contar fútbol.
Don Balón tenía legiones de fieles. Aguantaba semana a semana en el kiosko y era venerada por sus lectores. Incluso algunas portadas se convirtieron en clásicos de la prensa española. Como aquella con Johan Cruyff crucificado del año 1977 que levantó más de una polvareda en aquella época.
Era un clásico de los kioskos que murió cuando aún le quedaba larga vida por delante. Aún así, sobrevivió para contar que España ganaba un Mundial. Y por eso, ahora, cuatro años después del gol de Iniesta en Sudáfrica y a las puertas del inicio del Mundial de Brasil, es el momento de rendirle un emotivo homenaje.
Don Balón era el fútbol de antes. Lo de toda la vida antes de llegar a esto de las tertulias y los teatros nocturnos en los que se ha convertido el periodismo deportivo. Eran crónicas y reportajes en profundidad. Era el fútbol modesto y las estrellas de primer nivel. Era descubrir futbolistas que algún día serían estrellas. Y no fallaron casi nunca. Si Don Balón lo decía, ese jugador sería importante.
Y sus ediciones extra. Las primeras guías completas de todos los equipos de la Primera y Segunda División española. Y sonaba a fútbol: Extra Liga Don Balón. Y luego se atrevieron con los Mundiales, las Eurocopas, la Champions League… todo fútbol. Todo pelota. Pelota con título de señor importante. Eso era el deporte rey para Don Balón. ¡Ah! Y que nadie olvide que eran los representantes españoles en la Bota de Oro hasta el año de su desaparición.
En mi caso, Don Balón llegó a mi vida en el año 1992. Semana a semana aparecía los miércoles en mi casa. Ser de pueblo implicaba que llegase un día más tarde que en las capitales. No fue hasta llegar a Madrid cuando aprendí a comprarla los miércoles. Y sí, Don Balón dejó un hueco al morir en 2011. No sólo en mis martes (o miércoles) sino en el periodismo deportivo español.
Desde que Don Balón desapareció, el periodismo deportivo perdió un poco el sentido. Ahora hay programas extraños que recuerdan a otros programas extraños del corazón que abundan en las parrillas televisivas de nuestro país. Ahora los periodistas son más protagonistas que los futbolistas. Curioso.
Y eso era algo que caracterizaba a Don Balón ya que había un solo protagonista: el balón. Y sus historias. Pero no todo está perdido ya que sigue habiendo revistas que luchan por contar el fútbol de una manera diferente, respetando la esencia del fútbol y buscando enganchar a los lectores con buena literatura e historias de deporte y de deportistas. Panenka y Líbero son dos de ellas. Dos ejemplos de periodismo en días en el que el fútbol y lo que le rodea se ha convertido en otra cosa. Seguro que allá donde esté, Don Balón está muy orgullosa de estas dos publicaciones.
Lo que más echo de menos de Don Balón son sus guías. Fueron las primeras que yo recuerde antes de que Marca se animase con las suyas. Y una vez Marca les superó en actualización, las de Don Balón seguían siendo útiles tanto en categorías inferiores (2ªB y Tercera) como en los Anuarios.
Por lo demás, se notaba desde hacía tiempo que les hacía falta un cambio.