En Los Pedroches podemos encontrar unas obras de arte distintas al resto de cruces que inundan en mayo distintas partes de Andalucía, ya que no están adornadas con flores. En Añora se aprovecha cualquier objeto para dar forma a las esculturas, por lo que al mirar cada cruz podemos encontrarnos con papel, vasos de plástico, alambre, sal o purpurina.
Por ejemplo, una llamativa composición de pipas de calabaza montadas y tratadas con minuciosidad (en la fotografía) ha sido el principal elemento decorativo elegido por las cruceras de la Cruz de Cantarranas, que se ha hecho con el primer premio del tradicional concurso de la Fiesta de la Cruz de Añora 2018.
Todos estos materiales sirven para vestir distintas cruces de granito que se encuentran
distribuidas por todo el pueblo. Por su parte, las interiores se encuentran en casas antiguas
que se utilizan estos días para colocar unas estructuras mucho más delicadas y difíciles de
realizar que las que se encuentran en la calle. Un trabajo delicado, hecho con mimo y espero, que según algunas cruceras noriegas se remonta al siglo XVIII, momento en el que aparecen los primeros escritos que hablan de esta singular y laboriosa tradición.
Más de 200 años con otras grandes protagonistas junto a las cruces: las cruceras. De
generación en generación, las vecinas de Añora han sido esenciales para mantener una
tradición de la que se enorgullece todo el pueblo ya en pleno siglo XXI. Horas antes de que
miles de visitantes recorrieran esas mismas calles, era fácil ver a abuelas, hijas y nietas
enfrascadas en la elaboración de miles de flores para decorar cada cruz.
«La Fiesta de la Cruz suma a la grandeza de la tradición el reconocimiento popular y hay muchas personas que son habituales cada año porque son conscientes de que están ante un ejemplo de patrimonio único», asegura el alcalde de Añora, Bartolomé Madrid.
Además, el programa cultural y de espectáculos que completan unas jornadas únicas en Andalucía, contó con las actuaciones teatrales itinerantes de Los Mejía. ¡Todo un lujo!