Lluvia gélida en la cara
y se encoge;
cuando viene:
Probablemente se casará. Sí.
Te casarás.
Se casarán.
Te casarás,
¿y yo?,
7,15 euros.
1 pack de seis botellines.
1 lata de mejillones.
Para cenar
cada noche.
Te casarás,
y yo me quedaré en «esto»,
con lo que odiábamos de mi;
días negros,
muecas,
ellos…
Te casarás,
y yo seguiré despertándome sin recordar nada,
con un puñado de hojas escritas sin talento,
con talento.
¿Qué más da?
Te casarás,
y yo seguiré en mi apartamento,
decorado por cuatro paredes en blanco.
Te casarás y serás feliz,
y yo seguiré escribiendo sobre ti.
Reordenando, estirando historias, reescribiendo…
Inhalando de la sombra de tu esencia,
que aún vive en mis recuerdos,
y en tu lado desecho de la cama.
Te habrás muerto,
satisfecha.
Y mi cuadro será el final de «Mujeres»,
de Bukowski:
«Un gato que come,
una lata de atún,
y un hombre impasible».
Un día ya no te recordaré;
cirrosis, korsakoff,
y cama de hospital.
Un voluntario capullo acompañándome,
a mi lado,
con ganas de ayudar.
«Vete a tu puta casa»,
yo soy el Gran Capullo.