Todavía hay carreteras.
Curvas.
Señales de peligro.
Prohibido adelantar.
Stop.
Lugares que han perdido el alma,
como una estación de servicio con la cisterna rota.
Y, a veces, hay que cambiar una rueda en los arcenes.
Y hace frío y supuran las grietas.
Lugares que están vivos,
aunque se desangren,
todavía palpitan.
Caminos secundarios por desiertos que sudan alquitrán.
Y hay que esquivar a una zorra moribunda que nadie se ha parado a socorrer.
Instinto de no cederle el paso a la muerte.