-Plan A-
Tu perfil es perenne quemadura,
tu corazón paloma desatada.
Me recuerdo pequeña.
Recortando palabras.
Ordenándolas en cajitas.
Mi preferida era aquella de latón
con El columpio de Fragonard.
Las esquinas sin color
y una abolladura donde
los niños de la fuente.
Por eso escondía
en ella las de diéresis:
cigüeña,
ungüento,
desagüe…
A veces descuartizaba a Lorca,
a veces a Storni.
Desmembrando sus poemas
sin ningún respeto
que es como hay que hacer estas cosas
si existe la inocencia suficiente.
-Plan B-
El amor es para la gente real
Me añoro creciendo
convencida de que amar
era tener la mirada
inyectada de primavera.
Odié el concepto.
Fue desde aquella
adolescente idólatra
que habitaba en mí
que deseé ser
la Cleopatra
gorda y demente
de Hank.
Discutir con él
hasta hacerle
estampar un florero
y así demostrarle
que no sólo
las mujeres estrellan
jarrones contra las paredes
Abrazar a la Charlotte
de Marat, soberbia
y arrepentida.
Recordarle a Frida
que le sobran alas.
(Así como hace poco
ella me recordó
que soy un alma libre
-y me dejó K.O.-)
-El inexistente plan C: Deshacerme de mí-
Era urgente y prioritario.
Ni el suicidio
de la pastilla de jabón
Ni la soledad
del corredor de fondo
Ni tan siquiera
la última bala
de la recámara
bastaron.
Hacer la compra
un vez al mes
Siete cajas de infusiones
para dormir
Pagar la luz
Ir al dentista
El eyeliner intacto
catorce horas al día
Buenas noches, amor
(…)
Sonreir ilesa
Tu marido
en el baño
masturbándose
mientras piensa
en otra
Buenos días, amor
(…)
No más de dos cervezas
Dejar el tabaco
Organizar la despensa
Tres lavadoras a la semana
Barrer el recibidor
Hacer la cama
Organizar la agenda
Volver a fumar
Actualizar el perfil
Caminar derecha
Plazo fijo sin interés
Descansar para mañana
La botella de vino
más de una semana
intacta en el frigorífico
Así sabré que no
has entendido nada
Dime que me quieres
cuando esté al límite
Hazme el amor duro
y luego duérmete
Abrázame sólo
cuando te diga
que me voy
La imbécil que hay en mí
duerme complacida
Me recuerdas
tanto a los demás
