Mil vidas con la niña mala

La niña mala se ha venido conmigo, y todo lo demás me importa una mierda.

Si me hubieses preguntado qué quería hacer, te habría dicho que irme a la playa con la niña mala.

Por eso ahora cuando jugamos en la arena, la miro y no me puedo sentir más dichoso.

Durante el camino cantamos canciones de Los Planetas, canciones de los Doors, de Extremoduro y canciones de Nirvana.

Cuando la niña mala se duerme bajo un poco la música.

Podrías pensar que se me hace más largo el camino, pero no, al mirar a la niña mala y verla tan dormidita todo pasa muy rápido.

Cuando se despierta ya es de día, estamos ya en Los Escullos, le retiro el pelo de la cara y le doy un beso en la mejilla.

Sus ojos de cocacola se iluminan al ver el mar.

La niña mala sale del coche y se despereza, estira los brazos y el cuello, estira la espalda y me mira.

Anda hasta el agua descalza y mete los pies.

El cielo aún no tenía un color definido.

Me acerco  a donde estaba, le doy el porro, me siento a su lado y me dice que le parece el sitio mas bonito del mundo.

La niña mala no sabe lo feliz que me hace oír eso de ella.

Nos sentamos en una piedra con los pies en el agua, ella apoya su cabeza en mi hombro, y yo miro al infinito sintiéndolo pequeño.

Cuando subimos al coche la niña mala da una vuelta sobre sí misma y mira todas las montañas, sonríe y me dice que tiene hambre.

Camino del apartamento, la niña mala saca la cabeza por la ventana y deja que el viento le dé en la cara. El pelo se le echa hacia atrás, parece una cometa.

Cuando llegamos coloca su neceser en el baño y nos reímos de su cepillo de dientes.

Deshacemos las maletas y ordenamos las cosas.

La niña mala dice que soy muy ordenado y yo creo que es verdad.

Camino de la playa del Barronal, la niña mala abre una bolsa de patatas fritas y me ofrece una, pero yo no quiero en este momento.

Me pregunta cosas acerca del los sitios por lo que pasamos, y yo le cuento todo lo que sé.

La niña mala no ha hecho nudismo y se siente observada.

La niña mala es preciosa y la miran porque es como un sueño.

Cuando me dice que le eche crema yo lo hago encantado.

Me gusta mirarla cuando no me mira, incluso a veces la miro de reojo.

A la niña mala le hace gracia ver a todo el mundo desnudo, a veces nos reímos de la gente, pero la niña mala no tiene maldad, sólo nos reímos de manera sana.

A media mañana le gusta comer fruta, por eso hemos traído unos melocotones en la neverita verde.

Cuando algo le llama la atención abre mucho los ojos y se le arquean las cejas.

A la niña mala la gusta reírse mucho y yo por eso trato todo el tiempo de hacer el tonto.

A veces doy volteretas y otras veces hago que me caigo en la arena.

Sería capaz de hacer un hoyo que llegara a Nueva Zelanda si la niña mala me lo pidiera.

Cuando está sentada y la miro la espalda veo los bultitos de las vértebras  y se le marcan un poco las costillas.

Damos paseos desnudos por la orilla dados de la mano y jugueteamos con los dedos, cuando llegamos al final de la cala, me abraza y puedo sentir todo su cuerpo y su calor.

Después de unas horas de sol, la niña mala tiene un color muy bonito.

Está morenita y ya no tiene ninguna marca.

Jugamos en el agua, yo me dejo hacer aguadillas y ella se divierte.

Al meterse en el agua siempre se recoge el pelo con una goma, en una coleta, y se la ven las orejitas y el cuello.

Cuando nada, se la ve el culo por fuera del agua y a mí eso me perece divertido.

Si se tumba a tomar el sol, yo me pongo cerca de ella y estiro mi brazo para tocarla y acariciarla.

A la niña mala le gusta que la hagan carias.

A veces me siento y ella pone su cabeza en mis piernas y entonces le toco la cara.

Me gusta pasar los dedos por su cara, como dibujando sus formas.

Me gusta recorrer sus cejas y su boca.

Si la toco muy despacio ella cierra los ojos y sonríe.

Me gusta verla desnuda para mí, me gustan sus pechos cuando esta tumbada y me gusta su tripa.

La niña mala a veces se pone detrás de mí y me besa el cuello.

Cuando recojo las cosas para irnos al apartamento, la niña mala me ayuda y ella lleva la sombrilla, yo llevo la bolsa de las toallas y la nevera.

Durante el camino a la niña mala se le salen las chanclas y tiene que volverse para recogerlas.

Compramos algo para cenar pero antes nos vamos a ver atardecer a las jaimas.

La niña mala no se cansa de mirar el lugar y yo no me canso de mirarla a ella.

El agua la ha despeinado y solo el flequillo sigue en su sitio.

Nos tomamos un mojito y la niña mala dice que es el mojito más rico que ha tomando nunca.

El color de la tarde le sienta muy bien y ahora que está morenita está más guapa.

En el apartamento después de ducharnos la niña mala se echa una crema que huele muy bien.

A la niña mala le hace gracia verme el sexo duro, cuando lo coge con la mano la hace con mucha suavidad.

Cuando está excitada, a la niña mala se le hincha la boca, sus pechos se ponen muy duros y a mi me gusta juguetear con ellos.

La niña mala tiene un sexo precioso, cuidadito, yo se lo miro muy de cerca, se lo beso con mucho cariño.

A la niña mala le hace cosquillas mi barba cuando se lo estoy besando.

Me sujeta la cabeza y me presiona hacia ella, entonces la niña mala se empieza a poner dura, y se arquea, y me dice cosas que no puedo contar.

A veces cuando estoy ahí, la niña mala cierra sus piernas y me deja la cabeza dentro.

A mí me gusta oírla cuando gime, y me gusta más cuando veo que va a llegar y acelero mis besos.

A la niña mala le entra mi sexo sin ningún problema.

La gusta mucho moverse y cambiar de posición. A mí hay una que me gusta más que ninguna, pero no la puedo decir.

A veces después de terminar le doy besos entre la oreja y el cuello y la niña mala se encoge y se ríe de manera nerviosa.

A mí me gusta que después de terminar, estemos un rato dándonos besos, a ella le parece buena idea.

A veces jugamos a mirarnos y no reírnos, pero la niña mala no aguanta mucho y se ríe rápido.

Lo más bonito del mundo es dormir al lado de la niña mala.

Lo que más me gusta es que se duerma en mi hombro, yo la paso la mano por detrás de la cabeza y le acaricio la sien.

La niña mala dice que así se queda dormidita rápido.

Cuando está dormida le oigo la respiración y entonces sé que está a gusto.

A la niña mala la huele muy bien el pelo.

Hay veces que me pica una pierna, pero no me rasco para no moverme y despertarla.

A veces estando dormidos yo tengo una erección y noto cómo la niña mala la busca con su cuerpo.

Hay otra cosa que también es lo mas bonito del mundo.

Despertar al lado de la niña mala es la mejor de las cosas que me han pasado desde siempre.

Me gusta levantarme temprano y preparar unas tostadas de tomate y un zumo para cuando se levante.

Lo mejor es verla dormida desnuda mientras la luz entra por la ventana.

Me gusta mirarla mientras me hago un porro.

A veces sólo con mirar cómo la resbala la luz por su cuerpo tengo otra erección.

Creo que podría vivir toda la vida metido en una cama con la niña mala, como John y Yoko.

Siempre pongo música relajante para despertarla.

Hago un ritual para que se despierte de buen humor.

Me tumbo a su lado dándole muchos besitos pequeñitos, le doy besitos por todo el cuerpo, la espalda, los brazos, las piernas, los pies.

Cuando veo que ya está despertándose me tumbo encima de ella, con el pene erecto, y le doy mas besitos.

A veces le digo que es una diosa, ella se ríe, pero yo creo que es verdad.

La niña mala no sabe conducir, así que yo soy el que lleva el coche hasta las playas.

Creo que cuando me mira siente amor por mí, pero nunca se lo preguntaré, porque así puedo vivir mil vidas.

A la niña mala le ha gustado bucear, hemos visto muchos peces y una estrella de mar roja.

Hemos buceado mucho rato y las aletas me hacían daño. Así que las hemos dejado al lado de las toallas y nos hemos metido solo con las gafas.

A la niña mala le gusta jugar a abrir su sexo debajo del agua para que yo la mire con las gafas.

Es muy divertido y siempre nos reímos.

A veces no puedo salir yo del agua por que se me pone el sexo duro, entonces la niña mala sale corriendo hacia la arena y me deja allí.

Se ríe de mi erección y me llama a gritos sabiendo que yo no puedo salir.

Cuando sale del agua se echa un aceite en el pelo y me pide que se lo cepille.

Siempre estamos andando por la orilla, y siempre vamos de la mano.

Hay veces que la niña mala está ausente y entonces me entra mucho miedo.

Pero cuando luego la veo que me mira y me sonríe, se me pasa rápido.

A la niña mala no le gusta hacerse fotos, pero nos hemos hecho muchas, algunas desnudos y muchas dándonos besos.

Para que salgamos los dos en las fotos, tenemos que pedirle a alguien que nos las haga.

A la niña mala le da vergüenza hablar con alguien cuando está desnuda, así que siempre soy yo quien se lo pide a la gente.

Ella dice que cocino muy bien y que le gusta mucho que le prepare la comida.

Dice que es muy difícil comer con la izquierda, intenta imitarme y no la sale bien.

Yo trato de hacerlo con la derecha y tampoco me sale bien.

Cuando por la noche, después de hacer el amor se queda dormida en mí, a veces me da por pensar mucho.

Pienso en lo guapa que es la niña mala, y pienso en que en algún momento tendremos que irnos, y entonces siento mucho frío y la abrazo muy, muy fuerte.

Quiero tener para siempre a la niña mala desnuda en mi cama, para que todo lo demás me importe una mierda.

bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación

1 Comentario

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.