Llenándome de pasaportes

en cuanto puedo escarbo,
me sumerjo
en un íntimo placer clásico
(hoy muy de capa caída)
y hallo
a Truman Capote intimando
lápiz en mano con asesinos
o a Irvine Welsh
con otro sidoso a sus espaldas;
a Gerry Conlon 15 eternos años
injustamente condenado o
a Milan Kundera removiendo entrañas…
a Anaïs Nin incitando a masturbarse
o a Michel Houellebecq perforando
llagas infectadas…
a Roberto Saviano
documentándose escoltado
o a Roald Dahl riéndose
de sí mismo.

sus palabras, duraderas,
bien tratadas, mensajeras
del avance de sus introversiones,
se suceden certeramente.
menos mal que por ser así
quedan refugios que acogen estados
partiendo el desespero.

hallo
a Jack Kerouac
necesitando repostar
y a Charles Bukowski
prefiriendo vomitar;
a Haruki Murakami
amplificando sensibilidad y
a Ryu Murakami detallando cuelgue;
a Miguel Delibes dándome porqués y
a José Luis Sampedro
curtiendo emotividad…
a Franz Kafka en cada mañana
de cada bicho vivo despierto
y a Boris Vian por la venganza
que tiene bonitas caras donde meterse.

menos mal
que gracias a ellos
sigue pareciéndome impagable
ir llenándome de pasaportes.

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Electricista diariamente. Con cierta chispa y tensión restante escritor resultante (poemas, relatos). Autor de los poemarios autoeditados 'Alquilé mi vejiga al insomnio' (2011), 'Otr@s y poco más' (2011), 'Contra los cuerdos' (2012), '¡Estraga!' (2013), 'Color cogido' (2014), 'Nada sonado' (2014), 'Sed a tiempo' (2014), 'Cierto verdor' (2015), 'Lo normal sale sangrante' (2016); así como del libro de relatos 'Por donde van otros tiros' (2015).

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