Ya se durmió con su mano en mi pecho
y aprovechando que ahora viaja entre sus sueños
me levanto para mirarme ante el espejo.
Ya no veo una mujer vacía
ya no veo un alma perdía
ya no veo unas entrañas corrompías.
Ya se fueron mis tormentos,
ya hablaron mis mudos placeres,
ya salió de mis adentros
el carcelero de mujeres.
Salieron por mi boca seca y mejillas colorás,
salieron en forma de rubores,
mis tormentos se fueron ya
gota a gota entre mis sudores.
De mí sacaron placeres ocultos,
placeres que creí que no tenía,
placeres que no sentí ninguno
aún habiendo vivío ya media vía.
De mi sacaron los alientos,
la cara de dolor mentiroso,
los abrazos con sentimiento
y los suspiros de mi gozo.
Ahora sé que por dentro estoy muy viva,
el hombre no será más una mentira
que tengo la pasión más pura,
ni mi cama una tortura.