Hilos, tan solo eso

Hilos invisibles y fugaces cruzan por nosotros, nos hacen sentir bien, mal y hasta regular. Tiran de nosotros hacia la orilla de la playa, la montaña, o el sofá. Esas continuaciones indescriptibles de las cuerda de mi guitarra que se mueven a cada nota, y desaparecen cuando quieres tocarlos, o tan solo dibujarlos. Los hilos son más finos que los que teje una araña, más fuertes que el acero, pero frágiles como un jarro de porcelana fina de los años 40’s.

No puedes verlos, ni tocarlos, ni olerlos, solo sentirlos, y disfrutarlos, llorando o riendo, incluso silbando. En acción, coordinan el corazón de personas con la capacidad de atrapar los hilos, y bailar al compás, de la marea, de el riachuelo o el vals, tocado especialmente bien por un especialista en la materia, un guitarrista argentino, que pasaba por el lugar.

Y no te sorprendas cuando te toque, que vienen cuando menos te lo esperas, te puede pillar tendiendo, leyendo o soñando.

bluebird Comunicación
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