Tú, la etérea

Hola otra vez, amor:

Sé que te lo he dicho más de mil veces. Escribir sobre una mujer etérea es tan fácil como serlo. Es un papel que se asume como quién asume que va a morir. Cuesta al principio intentar desnudarse ante cualquiera que pase por tu vida a la vez que intentar mantener un halo de misterio, pero en cuanto lo sabes, ya tienes el papel de tu vida.

Una copa de vino en la mano la sostiene cualquiera, te dije. Fumar está pasado de moda, pero tú lo haces con las mismas ganas con las que hablas de ese chico al que conociste anoche en la barra del bar.

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Pero te enfadaste porque el camarero no limpió la barra cuando tú le estabas contando tu última aventura inventada, y volviste a casa con un taxista que subió el volumen de la radio en cuánto te subiste al coche.

No tuviste el éxito al que estabas acostumbrada.

Yo me dedico a observarte, has vuelto a poner la misma canción que el día que nos conocimos. No me dejas sacar la Moleskine, y me has lanzado la tinta a la cara expresando la rabia que sientes por tu fracaso sexual.

Que esa expresión abandone rápido tu cara, si no quieres que te fotografíe a contraluz con ese vestido que deja poco a la imaginación.

A veces pienso porqué me gustas tanto, porque sé que es por todo y a la vez por nada.

Sigues hablando, o más bien, escupiendo con fuerza palabras envenenadas dirigidas al género masculino.

Te has vuelto a enfadar porque tu marinero de ciudad no quiere volver a verte —ni volver rendir cuentas con tu mar— como decía aquel cantautor gallego. Me gritas que no ponga esa cara tan estúpida, y ya no te queda nada que lanzarme a la cara.

Así que has cogido un paquete de tabaco y una llave con la furia de un huracán, dejándome con la cara llena de azul, la barba de cuatro días porque te gusta más y una pluma sin tinta.

Y has cerrado la puerta tras de ti sin pensar en que solo se abre por dentro.

La vida es muy real para ser tú tan etérea, pero si logras volver, aquí te espero.

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De Murcia, qué hermosa eres. Tengo años y soy publicista. A veces escribo, otras veo vídeos de gatitos encima de aspiradoras. Me han acogido aquí porque no existe sitio mejor donde ubicar mi caos mental

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