Querido, Guillermo
Norma número uno de mi comportamiento: No discuto de esas cosas que realmente me importan. Lo siento, no voy a entrar en la provocación sobre Bukowski, por eso, porque realmente me importa, porque hipócrita no es un insulto, sino una condición humana. Y porque, curiosamente, a Bukowski lo descubrí ya adulta, después que a Allen Ginsberg. No sé muy bien en qué me convierte eso a tus ojos. Seguro que, sea lo que sea, es por eso que no entiendo nada de lógica. O porque me perdí la clase viendo ‘Revolutionary Road’ durante mi adolescencia. O no, porque para eso tendría que haber viajado en el tiempo. Querido Guillermo, ‘Revolutionary Road’ se estrenó en el 2008 cuando yo ya tenía 25 años. Si me hubieras dicho leyendo ‘Revolutionary Road’, vale. Richard Yates lo publicó en el 61. Aún me quedaban 21 años para nacer.
De todos modos, este epistolario se engloba en una sección llamada Ficciones. Así que te dejo uno de los poemas que conforman un libro llamado ‘Rouge’, de una tal Pilar Cámara. Viene muy a cuento.
Humíllame y dejaré que hagas conmigo lo que quieras. Prometo estar callada. No pedirte más. Juro que no volverás a escuchar el nombre de April Wheeler. Ni mis llantos patéticos de soledad. Sólo profáname y déjame sentir cómo se ensucian mis muslos.
Hasta pronto, Guillermo.
Puedes leer aquí la primera carta de este Epistolario. Y aquí la segunda, la tercera, la cuarta y la quinta.