No me voy a llenar la boca de absurdeces… no soy antisistema, ni voy a repetir cada 3 segundos la palabra sociedad, capital o sistemas, pero sí permitidme escribir éste poema, que resume mi programa electoral de mis elecciones internas:
Arriba en las montañas, no hay nada, y hay todo.
Arriba en las montañas no hay dinero ni hipocresía.
Arriba en las montañas no hay fronteras ni límites posibles
No hay negro ni blanco, bien o mal, hombre, o animal
rico o pobre, jóvenes ni mayores, cosas bonitas, o feas.
No hay zapatos nuevos, ni descapotables rojos.
No hay superhéroes, ilusiones, ni áticos en Nueva York.
No hay países ni religiones, ni políticos ni banqueros
ni encontrarás allí caviar del mar Caspio.
No hay libro de visitas ni puerta de atrás,
ni laberintos virtuales, ni territorios por conquistar.
Arriba en las montañas, hay montañas.
Montañas, y una oportunidad para olvidar todo lo demás
Que Jack Kerouack y Gary Snyder me perdonen si les digo que les envidio más que a cualquiera de la lista Forbes de grandes fortunas. Me encantaría estar en esa cumbre, la de “Los Vagabundos del Dharma, cumbre nevada, solo dejando pasar el tiempo, mirando por la ventana, disfrutando de estar, disfrutando de tu vista, la única, que nadie más en ese momento verá. No se si podría, pero alguna vez quiero probar.
Carretera solitaria y serpenteante
junto al río se te ve caminar,
cien coches en dirección norte
tu asfalto ve transitar.
Cien coches veloces y potentes,
pero sólo uno se para a observar,
el río que baja por el valle
y cuyas aguas no volverán a pasar