Trump y lo imposible

Trump ya está aquí. Lo que parecía algo irreal, inverosímil e imposible ya es real. Y con el bueno de Donald han empezado a pasar cosas. Parece ser que está cumpliendo parte de su programa. Quizás nos sorprenda que se dudase que lo iba a hacer, pero claro, vivimos en un país en el que no cumplir el programa electoral está a la orden del día. Pero, a lo que íbamos, Trump ya está aquí.

Con él también han llegado los rumores y las noticias falsas. Es cierto que está tomando decisiones realmente bestias para lo que han sido los últimos años en la política internacional, en los que ha reinado lo políticamente correcto, pero si nos dejáramos guiar por todo lo que se cuenta de él en las redes sociales, estaríamos hablando de una mezcla de Gargamel, Darth Vader, la señorita Rottenmeier y Freezer. Es decir, Trump sería el villano más perfecto de la historia.

Pululan por las redes varios montajes del día de la investidura, de una ceremonia religiosa en la que, según cuentan, no saluda a un sacristán y varias cosas así. La rumorología ha encontrado en Donald Trump una mina de oro tremenda que promete no parar a lo largo de, al menos, los próximos cuatro años.

Además, el presidente de los Estados Unidos se está gustando y va a hacer de su pelea con los medios de comunicación, con total seguridad, una fantástica epopeya con la que presentarse como un mártir ante sus fieles. Trump no va a dudar en presentarse como la víctima de un contubernio mediático que tiene como objetivo acabar con Estados Unidos o cualquier cosa. Y mucha gente lo creerá.

Porque quizás ese tenga que ser el debate en torno a la situación que está viviendo Estados Unidos y, por extensión, el resto del mundo. ¿Qué hace Trump sentado en el Despacho Oval de la Casa Blanca?

Analizaban los medios estos días la trayectoria de Barack Obama. Y se hablaba mucho del hombre, el fotogénico Obama. Pero no se ha hablado demasiado de su presidencia. El anterior presidente norteamericano es un tío molón, que ha gustado mucho a la cámara y que ha dejado mil y un gestos cara a la galería. Ha sido la presidencia de las redes sociales, de la imagen, de los vídeos… pero quizás la política haya quedado en un segundo plano.

A Obama le dieron el Nobel de la Paz por cerrar la base de Guantánamo y nunca la cerró. Quizás ese sea el resumen de su presidencia: fue un quiero y no puedo. Una eterna excusa que le impidió que aquel cambio que nos ilusionó a todos a lo largo y ancho del planeta tierra nunca llegara a producirse. Quizás la terrible crisis mundial impidió muchas cosas. También que los republicanos mantenían un poder fantástico. O muchas cosas más. Pero lo cierto es que Obama nunca fue lo que nos habría gustado que fuera.

Y tal y como hemos leído por ahí en muchísimas reflexiones tanto en redes sociales como en distintos artículos de opinión, el principal legado de la presidencia de Barack Obama se llama Donald Trump. El desencanto de los norteamericanos con su clase política se ha visto reflejado en la elección del más extravagante de los posibles candidatos a sustituirle. El millonario del pelo mostaza hizo suyo un discurso populista que ha calado en el americano medio. Eso, y una rival nefasta en la carrera electoral, le ha llevado a la Casa Blanca.

Y ahora ya está ahí, al frente del mundo libre, tomando decisiones que nos parecían impensables. ¿Y ahora qué? Pues de momento, esperar acontecimientos, aunque probablemente no sean buenos. Posteriormente, quizás podamos reflexionar en torno a una cuestión: los europeos tendemos a mirar el mundo con nuestros ojos y no pensar que un granjero de Texas o de Missouri puede pensar que Trump es una buena opción para su país.

El sistema norteamericano ha sido el encargado de producir a este animal político llamado Trump que ha encontrado la salsa perfecta en la que fermentarse y llegar al gran público. Ahora toca contemplar lo que sucede, quizás con miedo o estupor, pero no nos queda otra de ser los espectadores de un espectáculo único en la historia del mundo y de las relaciones internacionales.

Sí, todo va a ser muy distinto, diferente, extraño… pero si de algo han servido los últimos acontecimientos globales es que, en este mundo, no hay nada imposible. Ni siquiera que Trump sea presidente de los Estados Unidos de América.

bluebird Comunicación
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