Septiembre siempre vuelve

Ya casi está aquí, sin avisar. El noveno mes del año, uno de los más odiados, ya aparece en el calendario. Pasó julio y después agosto, y con ello parece ser que acaba el verano. Aunque nos queden algunas semanas, la sensación es calamitosa y esa vuelta a la rutina ya acecha en cada rincón. Septiembre es un puente hacia la realidad.

Siempre fue complicado. Era la vuelta al cole cuando éramos pequeños. Cambiar piscinas por mochilas nunca fue fácil. Y probablemente no lo siga siendo. Es empezar a pensar en manga larga aunque el bañador siga ahí, en un rincón, mirándote aturdido con miedo a pasar ya por ese trago amargo del cambio de temporada.

Es el cambio de olores, la llegada de una nueva estación con nuevos colores, brillos y tonos mientras el cambio climático nos lo permita. La llegada de las últimas fiestas populares y los primeros avisos de lluvia y frío.

Pero septiembre también es política. Y ahí sí que abunda el calor. Quizás este año vuelva para recordar que nunca más habrá un verano con Rajoy en La Moncloa. O que este haya sido el último estío de Catalunya en España. Probablemente nos quiera contar que Grecia volverá a ser zarandeada y que él, como un simple mes del calendario, no puede hacer nada.

Es volver a ver a los diputados en el Congreso o en la cafetería. Nos recuerda que en España, en el siglo XXI, se permite la tortura de un animal en Tordesillas al nivel más salvaje que se puede imaginar. Y es tener claro que Europa cada día es menos humana. Sí, eso también pasará en septiembre.

Siempre será el noveno mes del año cuando recordemos el aniversario del día en que cambió el mundo. O eso nos hicieron creer. Días de cruces de caminos, de cambios, de esperanzas, de ilusiones… pero también de miedos, de resignación, de crisis, de estafa…

Sí, todas esas cosas son septiembre, que nunca avisa pero siempre llega fiel a su cita. Y al igual que la caída de las hojas de ese otoño que ya se vislumbra, nunca lo vemos pero siempre pasa. Y pasará este noveno mes otra vez. Llegará octubre. Y noviembre. Y diciembre. Y pasará el año viniendo otro. Y un mes, otro mes, otra primavera, el verano…

Pero, en todo momento, tendremos claro que septiembre acabará llegando. Y todo volverá a empezar. Rápido o deprisa. Como una rueda. Pero quizás, el próximo septiembre será diferente. O no…

bluebird Comunicación
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