Probablemente, entre los deseos de mucha gente en la noche del 31 de diciembre de 2014, estaba que ese año que iba a empezar fuera el último de Mariano Rajoy en La Moncloa. Seguro que en múltiples cumpleaños, al soplar las velas y pedir un deseo, fueron muchas las personas que pidieron que Mariano dejara la vida activa de la política.
Desde luego, aquí en Murray Magazine, pedimos ese deseo con la última campanada. Y aprovechábamos cualquier cumpleaños para echar del gobierno al PP… al menos en nuestra imaginación. Sí, eso ha sido el año 2015… una espera tensa para ver si, por fin, echábamos a los corruptos del poder.
Y así, tras una campaña electoral que ha durado casi 20 meses y una sucesión de elecciones autonómicas, municipales y plebiscitarias, llegó el gran día. El Día D era el 20-D. Había una ligera sensación en las jornadas previas a los comicios que algo, por fin, podría pasar en este país. Se pensaba que las cosas cambiarían, la gente despertaría y, de una vez por todas, llegarían todos los cambios que necesita esta sociedad.
Las elecciones generales llegaron y pasaron. ¿Y la sensación? Pues que nada ha pasado, en realidad. No había ni alegría ni pena. Ni siquiera se podía hablar de decepción. No fue una noche especialmente divertida en redes sociales… ni hubo avalancha de memes. Tampoco la palabra que buscamos es agridulce. ¿Quizás hastío? ¿Desesperación?
Ha pasado una semana de aquel esperado 20-D y no sabemos qué va a pasar en España. A lo largo de los últimos cuatro años hemos conocido, mes sí y mes también, noticias sobre la corrupción en el partido que ha gobernado. Y, pese a todo eso, han sido la fuerza más votada. Más de siete millones de personas han votado a un partido que, claramente, está marcado por la corrupción.
Pero la vida sigue… aunque parezca imposible. Suponemos que mucha gente, durante minutos, horas o incluso días, miraría los resultados de manera incrédula. Es difícil pensar qué hacer al día siguiente en un país en el que más de 7 millones de personas votan a un partido corrupto.
Llegan tiempos de pacto, de reuniones, de noticias, de declaraciones… quizás suene a más de lo mismo. Aunque, después del bajón que trajeron consigo los resultados de las elecciones, ¿a quién podría importarle esto de pactar para gobernar? ¿Y unas nuevas elecciones? ¿Qué van a suponer? ¿Qué podrían cambiar?
No lo sabemos. Ahora toca esperar el paso de las próximas semanas y ver qué ocurre, aunque, no esperamos gran cosa.
Y es que, en España, al despertar… el dinosaurio siempre sigue ahí.