Rajoy, el represor, y sus secuaces

No queremos vivir en un país autoritario. No queremos que nos gobiernen los herederos de Franco, de un asesino que llenó de muertos las cunetas y a España de pena. Ellos se hacen llamar demócratas, se les llena la boca con esa palabra, democracia, que se les queda grande y se les atraganta. No lo son. Y la última muestra es ese despropósito de reforma del Código Penal que han aprobado esta semana, con el apoyo de nadie. Por la obra y gracia de una mayoría absoluta que todavía no entendemos cómo pudo pasar.

No nos gusta eso de “tenemos lo que nos merecemos”. No, señores. Todos tenemos lo que sólo algunos descerebrados, los que le dieron su voto a un partido con ecos franquistas, merecen.

El nuevo Código Penal es benevolente con los suyos, con los corruptos. No se puede esperar otra cosa de un partido corrupto desde sus cimientos. Así, por ejemplo, la financiación ilegal conllevará penas de cárcel si el miembro del partido recibe una donación superior a 500.000 euros.

¡Ajá! Ya se sabe, los partidos de la derecha más rancia siempre ha medido con distinta vara a los ricos que a los pobres. Y no se molestan ni en disimularlo. Porque este Código Penal, como desgraciadamente siempre ha pasado en este santo país, trata de una manera u otra según lo que tengas, según de dónde vengas…

Vivimos en España, uno de los países europeos con las tasas de criminalidad más bajas, pero con una de las tasas de población penitenciaria más alta. No se entiende, ¿verdad? Pues bien. Llegan estos señores, con Rajoy a la cabeza (¿os acordáis de cuando nos reíamos de Rajoy con ternurilla? Pues toma), y endurecen un código penal con un único objetivo: defenderse de la ciudadanía.

Ya se sabe, no hay nada más peligroso que un ciudadano que piensa, que analiza, que reflexiona y que, después, reclama, o clama, sus derechos. Es por eso que en el nuevo Código Penal se restringe el derecho de reunión y manifestación. Y no se molestan ni en disimular. El franquista orden público se llama ahora órdenes en las vías públicas. Suenan ecos del pasado reciente más terrible de este país.

Hablando de cambios de denominación, la cadena perpetua (sí, cadena perpetua) se llama ahora prisión permanente revisable. Y no se entiende cuando las tasas de criminalidad no han hecho otra cosa que bajar. Y es cruel y moralmente deleznable. Se supone que el fin del sistema penitenciario es la reinserción y no el castigo. Pero eso también se lo pasan por el forro los retrógrados que no sólo nos arrebatan los derechos, sino también, ahora, la dignidad. Malnacidos.

La ilustración que acompaña a este artículo es de Facundo Mascaraque.

bluebird Comunicación
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1 Comentario

  1. Supongamos por un momento que es cierto eso de que los del PP son los herederos de Franco. ¿Podemos decir que IU son los herederos de Stalin y del Carrillo asesino de Paracuellos y la Pasionaria títere de Moscú? ¿Y los del PSOE de quiénes son herederos? ¿Del espíritu del golpe de estado contra la República del 34 en Asturias? ¿Del expolio de Negrín y su oro moscovita? ¿Del Vita de Prieto y de las chekas madrileñas? ¿De García Atadell? Y los anarquistas, ¿son herederos de los máximos magnicidas de la Historia de España? ¿De Mateo Morral, tal vez? ¿Y el POUM, era en verdad un partido fascista al que hubo que eliminar física y políticamente? ¿ Y la Esquerra? ¿Y la Batasuna que gobierna los ayuntamientos de decenas de pueblos del País Vasco, de quién es heredera?

    Demasiadas preguntas que supongo nadie ossará responder. Saludos

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