Todo lo relacionado con el poder está íntimamente ligado a la ausencia de memoria y a la poca vergüenza. Eso del digo y el Diego está a la orden del día en política y coge tintes épicos en un país como España que tiene una clase política de tan bajo nivel en los últimos tiempos.
Insistimos: bajo nivel. No dudamos de que haya en nuestro país grandes representantes de lo público que trabajan día a día duramente por la ciudadanía. Pero quizás a esos no se les vea mucho en los medios de comunicación y sean los más altos representantes de cada uno de los partidos los que se dediquen a hacer ridículos mayúsculos con sus incontables sainetes.
Lo último de este país de pandereta ha llegado esta misma semana. Hemos visto al PP luchar a brazo partido por una pizca de poder y para ello ha pactado con los que en otros momentos han sido el mayor de los demonios: los separatistas catalanes. Es más, el mismo Rajoy que hace unos meses criticaba al P¿SO?E por un movimiento similar pero de mucho menor calado, está ahora radiante porque ha conseguido colocar a su Ana Pastor de presidenta del Congreso de los Diputados.
Desde Murray Magazine queremos plantear una pregunta y ver si conseguimos alguna respuesta: ¿Os imagináis lo que habría pasado si Unidos Podemos consigue la presidencia del Congreso tras pactar con los separatistas catalanes? ¿Visualizáis las portadas de ABC y La Razón si en vez de ser el partido de Rajoy lo hacen los de Pablo Iglesias? Sí, tenéis razón, lo de Venezuela se habría quedado en nada…
La diferencia es que el PP quizás no tiene ya sentido del ridículo. Hablamos de una formación que rompió todas sus promesas electorales tras acceder al poder en 2011. Absolutamente todas. Sin contar, por supuesto, que el propio partido está imputado y que los casos de corrupción le brotan por todas partes.
Pero, a estas alturas, es fácil imaginarse a Mariano pensando que da igual lo que hagan ya que les van a seguir votando. Pues vamos a pactar con los que quieren romper España que seguro que a los que les hemos estado años diciendo que son el enemigo se les olvida en un par de semanas. Y van y lo hacen. Tal cual. Sin ponerse ninguna careta ni disfrazar las cosas.
Y, oye, no ha habido portadas catastrofistas ni Marhuenda ha montado un aquelarre. Para nada. Lo ha hecho el PP y eso no es pactar con los que quieren fracturar España. Eso, ahora, es otra cosa. Pero no olvidemos que si hubieran hecho ese mismo pacto otros habría ardido Troya.
Así que volvemos al inicio de este editorial. El PP ha vuelto a dejar claro, una vez más, lo que es la política en este país: con tal de conseguir el poder, no existe memoria alguna ni sienten el más mínimo de vergüenza ante sus votantes por pactar con los que no hace mucho vendían como parte del eje del mal.
¿El resumen de todo esto? Pues que todo sigue igual y que cada día la situación da bastante más asco.