Mariano y Rita, cruzando en rojo los semáforos

rita

Allá vamos:

«Yo te quiero, Rita, coño, te quiero».

¿Os pensabais que podíamos comenzar este editorial de otra manera?

Bueno, sí, con aquella confesión (nada sobreactuada, ¡ejem!), de Soraya Sáenz de Santamaría allá por el año 2012, explicando lo que su madre anhelaba:

«Si tienes que parecerte a alguien, a esa, a la política de Valencia, a Rita. Esa es la mujer que a mí me gusta».

Parece que todos se querían mucho, fumaban cigarrillos a medias, cruzaban en rojo los semáforos y… ¿Recogían juntos los sobres que Bárcenas, religiosamente, les preparaba?

Un sobre entre dos, diciendo a los problemas «adiós».

Debe ser el recuerdo de aquellos días de vino y rosas lo que explica ahora tanto silencio, tanta contención, y no el temor a que a Rita —te quiero, coño— le dé por tirar de la manta.

Y es que en este pan nuestro de cada día que es la corrupción se echa de menos, sospechosamente, un poquito más de dureza, de justicia. No el «no tengo ninguna autoridad sobre Rita Barberá» y ya de Mariano, en funciones, Rajoy. Ni el evitar pronunciarse de la que antaño añorase parecerse a Rita para orgullo de su madre.

Ya. No hay más sobre esta tipa que no es capaz de renunciar a su escaño en el Senado después de que el Tribunal Supremo abra una investigación en su contra por blanqueo de capitales.

Aquí nadie dice nada, excepto algunos miembros del PSOE, que son los que más tienen que callar. Porque un día Rita es mala, muy mala, ladrona, corrupta… Y al día siguiente les vemos poniendo la mano en el fuego por Chaves y Griñán mientras la boca se les llena con la palabra «honorabilidad».

Da igual que no tengamos gobierno, no importa que vayamos a organizar las terceras elecciones en un año, porque España es un cortijo, en el que ellos —unos y otros, que son los mismos— se lo guisan y se lo comen. Hablan, lo justo, por todo lo que tienen, o deben, callar. ¿Y hacer? No hacen nada.

Mientras tanto, los de la nueva política se dedican a pactar con corruptos, unos, y a intentarlo por todos los medios, otros.

Nada nuevo bajo el sol.

Fotografía: La Moncloa ©

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