Se ha convertido en una de esas palabras que nos acompañan a todas horas: hype. En la era de Internet, las redes sociales, los youtubers y los instagramers, todo parece estar acompañado de esa gran expectación que se levanta alrededor de casi cualquier noticia, por pequeña que sea. E incluso, en ocasiones, nos acercamos demasiado a exageración, el término del que proviene esta palabra.
Y es que todo es una exageración últimamente. Desde el plano político al plano social, todo parece mucho más exagerado que hace unos años. Es esa sensación de que vivimos en una época en la que se dramatizan demasiado las cosas, en la que el enfrentamiento se ha instalado en nuestras vidas, aunque sea de forma 2.0, y donde Internet se ha convertido en un campo de batalla donde se vuelcan victorias, derrotas, emociones y frustraciones.
En el fondo, y en la forma, el hype es una herramienta más de marketing. Quizás la principal en estos tiempos. Generar hype en los consumidores está a la orden del día, especialmente a la hora de consumir ciertos productos. Por ejemplo, en el cine o en las series. En estos momentos, la expectación y el nerviosismo alrededor de ciertos estrenos, como puede ser la última temporada de ‘Juego de Tronos’ o la película de ‘Los Vengadores’, están generando revuelo en las redes casi cada día. Eso es crear hype. Sin duda alguna.
Pero también podemos trasladarlo al marketing político. Y en todas partes. En España, por ejemplo, de cara al próximo carrusel electoral con las generales y las municipales, todos los partidos buscan ese hype, emocionando a sus votantes y atrayendo a nuevos seguidores gracias a la generación de expectación con medidas espectáculo que pretenden, por encima de todo, generar titulares. Es la era de la política hype, con pocas medidas reales y mucho trending topic. Y eso quizás sea un gran problema, ¿no?
Está claro que Internet se ha convertido en parte de nuestro modo de vida. Y eso afecta a casi todas las decisiones que tomamos, tanto a la hora de consumir como a la hora de elegir nuestro tiempo de ocio o de decidir a quién votamos. Y este fenómeno del hype, junto a las fake news, amenazan con condicionar todo, convirtiendo a la población en simples miembros de un rebaño que sigue lo que llaman tendencias y que están marcadas por los mismos que siempre han tomado las decisiones.
Cuando parecía que Internet nos iba a hacer más libres…