Han pasado seis días. Seis. El pasado lunes, el Rey de España, Juan Carlos nos sorprendía a todos los españoles con una decisión que han catalogado algunos como histórica: abdicaba. Podríamos decir que se veía venir pero es evidente que es una decisión importante para el devenir de España. Y ha sido en estos días cuando ha emergido más si cabe la figura de Felipe VI, el Preparao.
A lo largo de tertulias en radio y televisión, columnas en periódicos, tuits y demás, los medios y colaboradores de limpiar la imagen de la Monarquía se han dedicado a ensalzar al por ahora Príncipe Felipe. Sobre todo utilizando un argumento que para ellos es irrefutable: “Es el más preparado para suceder al Rey”. No en vano, los españoles hemos gastado mucho dinero en ello.
Pero vayamos por partes. En primer lugar, hay que recordar que estamos en pleno siglo XXI. Y Felipe se convertirá en Sexto por derecho de cuna. No por hacer méritos o ser elegido por los ciudadanos, no. Lo será por ser hijo de quién es. Pero es que hay algo más… Será elegido Rey de España por una vergonzosa ley machista que le pone, no entendemos muy bien por qué, por delante de sus dos hermanas mayores, que son tan de cuna como él. Y recordamos que estamos en pleno siglo XXI. Y recordamos que, por ejemplo, al PSOE se le ha llenado la boca con la igualdad y la mujer, pero sólo se dio prisa para cambiar la Constitución cuando lo ordenó el FMI. Hipócritas.
A todo esto, la pequeña Leonor se convertirá en Princesa de Asturias con todos los derechos, obligaciones y beneficios. Ya se conoce que percibirá un salario anual de más de 100.000 euros. Muchas chucherías podrá comprarse en el colegio la pequeña heredera (también por derecho de cuna). Sin embargo, en un país donde hay millones de niños viviendo debajo de los umbrales de la pobreza… Y a todo esto, ¿el Defensor del Menor no tiene nada que decir sobre menores que trabajan? Ah, no calla, que trabajar, lo que se dice trabajar… Es para reflexionar. O no.
Porque no gusta reflexionar ni mucho menos. Y sobre todo si hablamos de Monarquía. Los dos grandes partidos, conocidos como #PPSOE, se han puesto manos a la obra para que todo quede atado y bien atado y con unas prisas propias de una república bananera. Bueno, república no… que eso es tabú. Pero ya hablaremos de ello más adelante.
Volviendo a #PPSOE y la Monarquía, ahora asistimos atónitos a las prisas por aforar a Juan Carlos I. ¡Hay que protegerlo como si no hubiera un mañana! ¿Qué temerán? ¿Qué trapicheos tendrá este señor en la Corte para que haya que aforarlo en menos de un mes? ¿Cuántos tejemanejes implicarán al Rey como muchos de los que ahora lo defienden a capa y espada?
Lo que han dejado claro es que en el #PPSOE tanto Rajoy como Rubalcaba (que todavía no se ha ido) están de la mano en este tema. Y para ellos harán lo que haga falta con tal de que no se desmonte el sistema que les da de comer. Ahora todos se agarran al espíritu de la Transición, la concordia, la buena voluntad… Y esto se repite en múltiples especiales que ensalzan la figura del Rey mientras se recuerdan aquellos años. Curiosamente, hay una canción que no hemos visto en esos programas: ‘Habla, pueblo, habla’.
No, no nos van a dejar hablar. Y los protectores del Régimen los van a defender con uñas y dientes. En estos días ya hemos vistos algunos casos como la censura de la portada de la revista El Jueves o la censura a periodistas de El Mundo por expresar libremente su opinión sobre la sucesión y el derecho a decidir. Estas dos son las primeras de muchas cortinas de humo que nos esperan con tal de dejar a Felipe bien acomodado en el trono.
Esto es lo que nos espera junto con el desprestigio constante de los cientos de miles de personas que exigen al menos un referéndum para poder decidir. Decidir lo que sea: República o Monarquía, pero que sea el pueblo el que lo haga y no venga impuesto por decisiones machistas o haber nacido al abrigo de un palacio.
Decidir. Qué gran palabra y qué lejana la vemos porque nos la quitarán aquellos que tienen montado su cortijo arropados por la Monarquía. Sí, ellos, el #PPSOE.
La ilustración que acompaña a este artículo es de Facundo Mascaraque.
