No somos europeos. Somos seres inhumanos

europeos

Europa.

Europa nos da vergüenza.

Europa nos indigna.

Europa da miedo.

La desmemoria de Europa. La fragilidad de lo vivido. Lo rápido que se lo ha llevado el viento. Como si ahora fuéramos otros muy diferentes a aquellos que sufrimos dos grandes guerras y otras muchas. Y tuvimos hambre. Y sed. Y pánico. Y vimos, a veces, cómo nuestros hijos morían en nuestros brazos. Y contemplamos cómo se borraba la sonrisa de las caras de nuestros padres. Y nos despedimos de nuestros hermanos, para siempre. El dolor del siempre es aún más grande que la desesperanza del nunca. Y nos prometimos no olvidar. Pero aquí estamos. Dando vergüenza, indignación, miedo. Y asco. Un profundo y gigantesco asco.

Somos culpables. Culpables de nuestra hipocresía. Culpables de que la conciencia dure lo que dura un trending topic. Somos culpables de que ellos, que son hermanos, no tengan futuro ni presente. Somos culpables de que, al otro lado, el mundo no sea más que un siniestro cementerio. Somos frívolos. Y culpables. Todos y cada uno de nosotros.

Por favor, no le echemos la culpa ahora a los gobernantes. Ahora no. Somos nosotros, todos y cada uno de nosotros, los que les votamos. Los que se lo permitimos. Los que, con el estómago agradecido, asentimos desde el sofá de Ikea, con la calefacción encendida y la vista puesta en otro lado.

Somos nosotros, los ciudadanos europeos, los que podemos levantarnos y gritar hasta desgallitarnos que no permitimos el acuerdo (¿en serio se le puede llamar acuerdo?) al que han llegado la Unión Europea y Turquía.

Tal y como apuntan desde EAPN España, Europa expulsará a Turquía a todos los migrantes y solicitantes de asilo, huyan o no de conflictos o persecución, y realojará solo a los sirios.

«Un acuerdo que parece que establece la expulsión directa de extranjeros hacia un país tercero no es consistente con la legislación europea ni con la legislación humanitaria internacional», ha criticado Vicent Cochetel, responsable para Europa de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.

Mientras tanto, la Unión Europea justifica la devolución colectiva de solicitantes de asilo y migrantes bajo la consideración de Turquía como «país seguro». Esta conclusión alarma a Acnur y a Amnistía Internacional.

«El derecho de asilo afirma que ninguna persona puede ser retornada a un país donde pueda ser objeto de vulneraciones de derechos humanos. El hecho de que la UE pretenda calificar a Turquía como un país seguro es muy preocupante, porque está demostrado que no lo es», apuntan desde Amnistía Internacional.

En definitiva, y como muy bien recoge Accem, la gestión de la crisis humanitaria es un completo fracaso y ha ido a peor hasta llegar al punto de deshumanizarla totalmente tratando a las personas como mercancía intercambiable.

A las personas…

Que son personas. Personas. Como tú y como yo. Y ellos, los gobernantes, y nuestro silencio, nosotros, los condenamos a muerte. O al olvido. Pero son personas. Personas que pretenden salvar su vida y salvaguardar su libertad, esa palabra con la que se nos llena la boca cuando las víctimas son francesas, o alemanas, o españolas, o estadounidenses…

Basta ya.

No somos europeos. Somos seres inhumanos.

La ilustración que acompaña a este artículo es de Facundo Mascaraque.

bluebird Comunicación
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