Las esteladas echan humo

esteladas

Era 11 de febrero de 2014 y el Partido Popular en bloque apoyaba sin fisuras la reforma de la ley del aborto del entonces ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón. Unos meses después, concretamente el 23 de septiembre, presentaba su dimisión, después de que Mariano Rajoy compareciese para informar de que esa vuelta al pasado, esa patada a los derechos de todas y cada una de nosotras, finalmente no se aprobaría.

Mientras tanto, mientras revolvían las entrañas de las ciudadanas, ellos seguían a lo suyo, a lo que mejor saben hacer: suicidar personas, jugar con nuestra salud, con la educación de nuestros hijos, saquear nuestras cuentas bancarias… Porque, mientras hablábamos, cómo no, del aborto, no hablaríamos de los millones de parados, de los emigrados, de los sin futuro.

Se trató, claro está, de una de esas macabras cortinas de humo que tanto le gustan al partido corrupto por excelencia.

Y esta semana, coincidiendo con el anuncia de que  la deuda pública española supera por primera vez en un siglo el 100% del PIB, lo ha vuelto a hacer.

La Delegación del Gobierno de Madrid decidía el pasado miércoles que no habría esteladas en la final de Copa que esta noche disputan el Sevilla y el Barcelona en el Vicente Calderón. ¿La razón oficial? Aplicar la Ley del Deporte, que impide la introducción en los recintos deportivos de elementos que pueda originar posibles enfrentamientos y problemas de orden público. (Por favor, métanse aquí risas, enlatadas o sin enlatar, incluso risas avergonzadas, lo que se prefiera).

¿Las otras razones? Bueno, mientras, con razón, todos nos echamos las manos a la cabeza con esta, otra, medida fascistoide… Y hablamos de ella. Y pataleamos. Y flipamos con cómo se pisotea, una y otra vez, nuestra libertad de expresión… No reivindicamos la otra evidencia: Que desde que Gobierna Rajoy la deuda por habitante ha crecido cerca del 50%.

Y eso, a pesar de que todo eso de jugar con la Sanidad, con la Educación, con la Cultura, con lo que somos y seremos, lo hacían, supuestamente, por nuestro bien, para que esa deuda malvada no nos ahogase. Sería cómico si no fuera trágico, la verdad.

¿Cuántas más cortinas de humo nos va a tocar respirar? Seguro que alguna más. Volverán a prender Catalunya o Venezuela… Que les gusta… Qué raro que no hayan creado en alguno de estos lugares sus nuevos paraísos fiscales, si no se los quitan de la boca.

Epílogo

Por supuesto, apenas dos días después de la prohibición de la Delegación del Gobierno de Madrid, el juez de lo Contencioso-Administrativo número 11 de Madrid autorizó la presencia de esteladas en la final de la Copa, apelando a la libertad de expresión. Para entonces —ya se sabe, la actualidad es caprichosa— la deuda española ya había pasado a un segundo plano.

La ilustración que acompaña a este artículo es de Facundo Mascaraque.

bluebird Comunicación
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