Increíble, pero cierto, Esperanza Aguirre fue la candidata más votada a la alcaldía de Madrid el pasado domingo. Pero no ganó las elecciones. De hecho, el resultado fue un, otro, mazazo para el Partido Popular y ella no gobernará. El clamor popular ha elegido a su alcaldesa, Manuela Carmena.
Eso de respetar a la lista más votada es tan relativo… Una mayoría ha votado para que cierto candidato gobierne, vale, pero, ¿acaso una mayoría más amplia no ha votado para que ese mismo candidato no gobierne?
El caso es que la cara de Esperanza Aguirre denota que se siente derrotada (¡al fin!) y a la pobre no se le ha ocurrido otra cosa que autoproclamarse reserva espiritual de Occidente, porque estos de Podemos, ya se sabe, son malos, muy malos, y en cuanto te descuidas convierten a España en Venezuela, a golpe de sóviets.
Ni corta ni perezosa, se presentó la presidenta del Partido Popular madrileño en rueda de prensa no para dimitir, no, no para asumir sus errores, no, no para reconocer que su tiempo en política se ha acabado, no. Se presentó, ante el estupor de todos, con un discurso que dejó a los ciudadanos entre el llanto y la risa.
A estas alturas, todavía no sabemos si realmente se cree sus palabras o si, simplemente, quiere dinamitar a su propio partido desde dentro. Y, mira, si lo consigue, ¡bienvenido sea!
Entre otras perlas, Esperanza dijo en ese esperpento de rueda de prensa lo siguiente: «Que Madrid tenga una alcaldesa que quiere utilizar la alcaldía como trampolín para romper la democracia debe hacernos reflexionar». Porque, claro está, la democracia —esa palabra que les llena la boca— debe ser la que ellos quieren que sea y cómo ellos quieren que sea. Y si no es así se convertirá automáticamente en «izquierda radical», dos palabras que Aguirre repitió una y otra vez, provocando alguna que otra carcajada en nuestra redacción.
Así las cosas, es imposible no echar la vista atrás y recordar todo aquello que Esperanza decía hace cuatro años cuando la Puerta del Sol se convirtió en ese lugar hermoso en el que acampaba la dignidad.
A los gobiernos q indignan a la ciudadanía, se les quita del poder votando pacíficamente en las urnas. #acampadasol #democraciarealya
— Esperanza Aguirre (@EsperanzAguirre) May 18, 2011
Gracias por el consejo, Esperanza. Hemos empezado a hacerlo. Seguiremos. Quizá el miedo haya empezado a cambiar de bando. No sabemos si somos «izquierda radical». Pero hoy, más incluso que entonces, sabemos que tenemos dignidad.
Fotografía: PP Madrid ©