El pasado martes saltaba la noticia: El presidente del Gobierno (el presidente del Gobierno, ojo. ¿En qué momento pudo pasar? Dos veces. ¡Ay!), Mariano Rajoy, era citado por la Audiencia Nacional a declarar por el caso Gürtel, uno de los (miles de) casos de corrupción en los que está enfangado el Partido Popular, ese que en cualquier estado normal sería ilegal tras una condena por crimen organizado.
Ni corto ni perezoso, nuestro simpático e intrépido presidente ha dicho que se siente «encantado» de colaborar con la Justicia de ese gran país que es ETA. Esto, España, muy España y mucho España.
«Encantado». El tipo dice encantado y se queda tan a gusto. Avergonzado también termina en ado y no chirría tanto. Es sólo una idea, Mariano.
Un inciso: Imputado, acusado, enjuiciado, condenado y enjaulado son otras palabras que también terminan en ado.
Seguimos.
El caso es que un día después de que Mariano fuese citado a declarar, la Guardia Civil detuvo a Ignacio González por el desvío de fondos en el Canal de Isabel II. El antiguo ojito derecho (¡derecho!) de Esperanza Aguirre ya había declarado hace tiempo que no ponía la mano en el fuego ni por él mismo. Por lo menos avisó. Y ahora el juez le ha enviado a prisión. Mientras tanto, la presidenta del Partido Popular madrileño olvidó que hay que ir llorada de casa, montando un numerito que no nos sentó nada bien a los que somos de vergüenza, propia y ajena, fácil. ¿Dimitir? ¿Dimitir qué es?
La semana fantástica no había hecho más que comenzar. Todavía nos quedaba la gran traca final: Francisco Marhuenda también era imputado en el marco de la operación Lezo por coaccionar a Cristina Cifuente. ¡Toma ya!
Precisamente, el mismo día de su imputación, Paco participaba en unas jornadas para hablar de medios de comunicación y presunción de inocencia. Y, como no podía ser de otra manera, el mismo día de su imputación, Twitter se vino arriba. Parece que todos teníamos el morbo de punta esperando el tuit de Marhuenda anunciando una nueva portada de La Razón.
Inciso II: Sí, en la portada de La Razón del día después de la imputación de su director se hablaba, cómo no, de Venezuela.
La cosa es que, entre tanto tuit ingenioso y tanta alegría desbordada, entre Esperanza y Francisco, entre Ignacio González y Cristina Cifuentes, entre pitos y flautas, poco a poco se nos ha olvidado que el presidente del Gobierno, el ¿señor? Mariano Rajoy, ha sido citado a declarar como testigo por el caso Gürtel.
Es la primera vez que un presidente del Gobierno en nuestro país tiene que rendir cuentas ante un tribunal.
Pero aquí nunca pasa nada. Tenemos pan, circo, a Esperanza llorando y a Paco imputado. ¿Para qué queremos más?
Y así sigue sin pasar nada. Aquí, en España, nunca pasa nada. Nos gobiernan los de siempre. Nos roban como nunca. Las calles siguen vacías. La ¿oposición? está demasiado ocupada mirándole el ombligo a Susana Díaz. Y la otra oposición lo está copiándole las herramientas de marketing a HazteOir.
El panorama es, francamente, desolador.
Tanto que quizá llegará un día en que la Justicia no podrá seguir disimulando y tendrá que ilegalizar al Partido Popular, pero seguirá en el gobierno por los siglos de los siglos. Amén.