«La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que se trata a sus animales». Como en muchos otros temas, Gandhi decía una gran verdad en esta frase. Vivimos en una sociedad, supuestamente avanzada, hacemos alarde de ello, nos enorgullece y, sin embargo, está repleta de oscuridad cuando de nuestros hermanos animales se trata. El maltrato y abandono de perros ocurre diariamente y, en vez de solidarizarnos con ellos, los miramos como un estorbo o como una fuente de enfermedad. Somos patéticos. E inhumanos. Es curioso cómo la humanidad es propia de los que llamamos animales. Las bestias solemos ir a dos patas. Especialmente, en este santo país llamado España.
Soy español, ¿a qué quieres que te gane? En nuestro país, más de 300.000 mascotas son abandonadas cada año. Son alrededor de 300 abandonos al día. Más de 10 abandono cada horas. Sí, somos España, los campeones, el país de Europa que más desahucia a sus perros y sus gatos. Somos los número uno en indecencia.
Desde las instituciones parece que algo empieza a moverse. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ultima un anteproyecto de ley que regulará el comercio y la tenencia responsable de perros y gatos. Con ella, por fin, se prohibirá la venta de animales en las tiendas de mascotas, así como su exposición en escaparates con fines comerciales, lo cual podría acarrear una multa de hasta 200.000 euros. Está muy bien, sí, como que sea considerado infracción muy grave utilizar a los animales para peleas o practicar mutilaciones… Pero… ¡Qué gran hipocresía!
En el país en el que los perros no pueden viajar en los transportes públicos, en el país en el que apenas pueden acompañar a sus familias a las playas en verano, en el país en el que se torturan y asesinan animales en las plazas de toros, en el país de la vergüenza que produce Tordesillas, en el país en el que recientemente se ha asesinado a Excálibur por nada, y con impunidad, en el país en el que se autorizan cazas de lobos en los Picos de Europa, en el país en el que está prohibido alimentar gatos callejeros….
No, definitivamente, este no es país para perros. Ni para gatos. Mucho menos para toros o para animales salvajes cuya vida puede acabar en cualquier momento por las balas de cazadores sin escrúpulos. No es país para animales porque las autoridades amparan a sus maltratadores. Así es España, un país sin progreso moral, un territorio sin grandeza.