No suele pasarnos, pero el viernes nos sentimos completamente orgullosas de ser españolas.
«El que se siente patriota, el que cree que que pertenece a un país, es un tarado mental. ¡La patria es un invento!», decía Martín, el inolvidable personaje de Federico Luppi, en ‘Martín (Hache)’. «Uno se siente parte de muy poca gente; tu país son tus amigos, y eso sí se extraña», continuaba.
Nuestro país es ahora nuestras amigas —más que eso, nuestras hermanas—, que el pasado viernes inundaron las calles, armadas con carteles, deseo de justicia social y su voz, para reivindicar un mundo mejor para todos.
Ellas son patria y no aquellos que se golpean el pecho o se suben a un caballo por España. Esos a los que un tsunami violeta ha plantado cara, porque no vamos a permitir ni un retroceso en nuestros derechos. Nunca, nadie, va a volver a meterse en nuestras entrañas. Jamás dejaremos que seáis mercaderes de nuestros cuerpos. No somos vuestras mujeres ni vuestras hijas ni vuestras madres ni vuestras hermanas. Somos personas y no estamos dispuestas a dar ni un paso atrás.
‘El cuento de la criada’, la tremenda distopía de Margaret Atwood, va a seguir siendo una historia de ciencia ficción, un espejo crudo de lo que podría ser, pero no será. Porque el feminismo no es una moda. Es justicia social. Y por ella vamos a pelear. No nos vamos a callar. Y el 28 de abril volveremos a demostrar qué fuertes somos en las urnas. Para que no tengamos que lamentar ningún trifachito más.
Y, parafraseando al cantautor, habrá un día en que todas al levantar la vista veremos una tierra, su nombre es igualdad.
La imágenes son de Galiza Contrainfo ©
