Hace justo una semana, miles de personas de eso que llaman la España rural se manifestaban en Madrid. Más o menos a la misma hora, en Villanueva de Córdoba, cientos de personas clamaban por conseguir que más trenes paren en la estación de Los Pedroches. La España olvidada, la que solo copa titulares con los sucesos, quería llamar la atención en campaña electoral.
Más allá de esos fines electorales utilizados por unos y otros, era necesario poner este debate encima de la mesa: ¿Qué va a pasar con el mundo rural de nuestro país? ¿Qué va a pasar con todos esos pequeños y grandes pueblos que en pleno siglo XXI continúan aislados y olvidados del ritmo frenético de los centros de tomas de decisiones y poder?
Si las cosas siguen como están, probablemente nada. Pero, ¿y si las cosas cambian? Al mundo rural se le ha escuchado cuando se ha unido, ya sea por comarcas, por provincias, por regiones… Ha sido esa unión la que ha hecho que, muy poco a poco, se vayan consiguiendo pequeños logros para poder mirar hacia el futuro con algo de ilusión. Pero si la guerra se hace por separado, es imposible ni siquiera llegar a librar la batalla.
Está claro que la vida tienden hacia las ciudades y que esa huida al campo que nos quisieron vender hace algunos años de personas cansadas de vivir en Madrid o Barcelona que optan por el mundo rural era, simplemente, algo de cara a la galería. Muy residual. Ante esto, los que tienen que moverse son las personas de esas zonas de España en riesgo de despoblación y pedir igualdad de derechos, servicios y oportunidades.
Pero no hay que pedirlo ahora que parece que escuchan, en plenos procesos electorales. No. Hay que pedirlos siempre, a lo largo de las legislaturas, e ir subiendo el pulso y la voz para ser escuchados. Y no sólo la ciudadanía, por supuesto. Quizás sea hora de que los líderes políticos de estas zonas rurales, de una vez por todas, dejen de mirar a las siglas de sus partidos para mirar a sus pueblos. Ellos tienen una llave muy importante para frenar ese fenómeno de muerte al que parece sentenciado el campo español.
Sólo esa unión de la que hablamos hará posible que por fin escuchen al mundo rural, que sigue teniendo muchísimo que ofrecer a su ciudadanía. Pero necesita formación para sus jóvenes, mejores infraestructuras para que sus productos puedan ser colocados con mayor facilidad en los mercados nacionales y competir en igualdad de condiciones, los mismos servicios que tienen los habitantes de las ciudades, las mismas conexiones para competir y vivir en igualdad de condiciones en la era digital… y mucho más. Y todo esto se conseguirá estando unidos, norte, sur, este, oeste… Todo el mundo rural debe entender de que esta es una guerra por sobrevivir y que las oportunidades llegarán con la unión. Ni más ni menos.