Los datos son escalofriantes: 640 millones de armas circulan por el mundo y cada año se fabrican ocho millones más y 16.000 millones de bañas. Así, cada día, y como estamos acostumbrados a ver —tanto que apenas nos conmueve— millones de personas viven bajo la amenaza de la violencia armada.
Estas son las cifras que maneja Amnistía Internacional y que nosotros recogemos, porque coincidimos en que las armas «contribuyen de forma significativa a la pobreza y al sufrimiento y desarrollan un papel clave en las violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario».
El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz señala que en 2015 España fue el sexto exportador mundial de armas, por delante de Reino Unido y tras EEUU, Rusia, Francia, Alemania y China.
Lamentable.
Y eso que va a hacer 10 años ya desde que se aprobó la Ley de Comercio de Armas, un avance para poner fin al coste humano que tienen las transferencias irresponsables de armas.
En este sentido, Amnistía Internacional, junto a Greenpeace, FundiPau y Oxfam Intermón trabajan en alianza para denunciar el riesgo de que exportaciones de armas españolas puedan contribuir a facilitar o cometer graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario.
Así, en el último informe de AI sobre las exportaciones de armas españolas en 2015 y 2016 se denuncia el riesgo de la complicidad en la comisión de crímenes de derecho internacional que reflejan determinadas exportaciones de armas españolas, además, claro está, de exigir el cese de la venta de armas españolas a Arabia Saudí e Irak.
Toca dejar aquí el siguiente titular: España vendió material militar por valor de 116 millones de euros a Arabia Saudí en 2016.
Y es que el último Informe publicado por la Secretaría de Estado de Comercio sobre las Exportaciones Españolas de Material de Defensa y Productos y Tecnologías de Doble Uso, recogido por Europa Press, indica que Arabia Saudí ocupa el primer lugar como país al que España exportó material de mayor valor durante el primer semestre de 2015, casi 450 millones de euros, seguido de Reino Unido, Malasia, Francia, Egipto y Alemania.
Precisamente, el pasado viernes Greenpeace ha protestado pacíficamente contra la carga de contenedores con armas fabricadas en España al barco Bahri Tabuk, con destino a Arabia Saudí, «en una acción que pretende llamar la atención sobre el oscurantismo que envuelve el comercio de armas».
El grupo de activistas ha desplegado varias pancartas donde se podía leer «No queremos ser cómplices» y «Armas Marca España para matar civiles».
No es una exigencia extraña, puesto que la ley española sobre comercio de armas, establece que las autorizaciones de exportación de armas serán denegadas «cuando existan indicios racionales de que puedan ser empleados en acciones que perturben la paz (…) exacerbar tensiones o conflictos (…)ser utilizados con fines de represión interna o en situaciones de violación de derechos humanos, tengan como destino países con evidencia de desvíos de materiales transferidos».
Por esa razón, la exportación de armamento a Arabia Saudí es ilegal.
Según la ONU, desde marzo de 2015, al menos 8.530 civiles han perdido la vida y 48.848 han sido heridos en la guerra de Yemen. Todas las partes del conflicto han cometido graves violaciones del derecho internacional con total impunidad y casi 19 millones de personas han sido desplazadas.
No, nosotros tampoco queremos ser cómplices.
Basta ya.