Cuando hace ya más de dos años decidimos poner en marcha esta revista, lo hicimos jurándonos que no sería una publicación al uso. Que aquí se iba a poder hablar de cualquier cosa. ¡Y a la mierda las modas y los patrocinadores! Así nos va…
Durante este tiempo hemos hecho protagonistas a nuestras canciones, a nuestros libros, a nuestros equipos de fútbol… Hasta nuestra perra y nuestros gatos han tenido su minutito de fama. Porque estamos seguros de que sin esos grandes héroes cotidianos este mundo sería un lugar aún más feo.
Por eso, hoy, en nuestro editorial —en este mismo editorial en que, desgraciadamente, tanto hemos hablado últimamente de refugiados, de seres humanos (y de lo inhumanos que son los que echan la vista hacia otro lado)— os queremos hablar de dos amigos. De Ángela y Emiliano.
Ángela y Emiliano emprenden mañana un largo viaje hasta el campo de refugiados de Filippiada, en la región de Epirus, Grecia.

En Filippiada viven actualmente alrededor de 600 personas, la mayoría sirias. El 40% de ellas son niños. Todas duermen en tiendas de ACNUR y, además, Oxfam ha instalado letrinas, duchas, tanques para recoger el agua y lavabos que suministran agua apta para el consumo.
Pero aún queda mucho más por hacer. Muchísimo más. Por eso, durante tres semana, Ángela y Emiliano estarán allí, junto a la ONG Olvidados, atendiendo a las necesidades más básicas de aquellos que, un día, tuvieron que abandonarlo todo mientras a su alrededor caían bombas.
Y ahora nos gustaría que nos parásemos un momento, que respirásemos hondo, que soltáramos el aire e imagináramos un instante estar en esa situación. Asustados, bajo las bombas, sin nada que ganar y todo que perder, incluso la vida. Y nos gustaría que recapacitáramos en lo que ha hecho Europa. Europa no es un elemento ajeno. Europa somos nosotros y nuestras memorias frágiles e injustas. Somos todos y cada uno de nosotros quienes hemos permitido, por ejemplo, ese acuerdo infame entre la UE y Turquía que relega al olvido (en el mejor de los casos) a miles de personas que huyen del horror y ansían nuestra paz. Y esto, como muy bien afirma Accem, no es cuestión de solidaridad, sino de justicia.
En lo que va de año alrededor de 3.000 personas han muerto en el Mediterráneo. Cada día han llegado a las costas griegas una media de 1.700 personas. Tal y como nos recuerda Oxfam, «sin alternativas legales ni seguras, familias enteras ponen sus vidas en manos de traficantes y lo arriesgan todo en peligrosos viajes por tierra y por mar».
Además, desde la entrada en vigor del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, del acuerdo de la vergüenza, «53.000 personas se han quedado atrapadas en centros de detención, edificios abandonados y campos provisionales en Grecia, donde las condiciones de vida son muy precarias y carecen de acceso a alimentos, asistencia médica e información».
Volvamos.
Ángela y Emiliano estarán, como os hemos dicho, en uno de ellos. Entre otras muchas labores, ayudarán en la construcción de un baby hammn, donde padres y madres puedan bañar a sus hijos. No hay que olvidar que en los campos de refugiados nacen niños. Pequeños que no han tenido tanta suerte como los que nacen a nuestro alrededor, pero que merecen el mismo respeto, el mismo amor. Merecen que estemos a la altura.
Por eso hoy queremos pedir vuestra colaboración económica y de difusión para que Ángela, Emiliano y la ONG Olvidados puedan contar con todos los medios posibles a la hora de atender las necesidades de estas personas. Que son eso, personas, como tú y como yo.
Podéis hacer vuestros donativos en IBAN ES17 0237 0194 6091 7022 0461.
Recordad: No es solidaridad, es justicia.
Muy de acuerdo. Toda ayuda es poca. Pero esto no es nuevo no debemos olvidarnos , entre otros muchos, del pueblo Saharaui. Lleva 40 años en los Campamentos de Refugiados de Tinduff , en pleno desierto argelino , uno de los mas inhóspitos del mundo.
Precisamente, el otro día, y a tenor de los campos de refugiados griegos, hablábamos de Tinduff, al que parece que nos hemos acostumbrado, porque según algunos «allí está todo ya muy bien organizado». Muy triste.