Aquella vieja Selección…

No hace tanto de aquello. Si cierran los ojos, podrían verse en Ucrania disfrutando como Casillas alzaba al cielo ese trofeo plateado que nos coronaba como campeones de Europa por segunda vez consecutiva. Si lo recuerda, aún podrán paladear aquella goleada soberbia a Italia que nos coronó como uno de esos grandes equipos de toda la historia del fútbol.

Ha pasado tiempo, parece que no es tanto, pero en lo de jugar a la pelota es un mundo. Casi tres años y medio de aquella gesta que nos llevó a hacer un triplete Eurocopa-Mundial-Eurocopa. Aquello que vivimos en un suspiro, probablemente, nos parezca hoy imposible. Y quizás lo sea.

Porque en este tiempo han pasado muchas cosas. Se han ido pilares básicos de aquel equipo que maravilló al mundo entero. Ya no está Xavi. Tampoco Villa. Ni Xavi Alonso. Ni siquiera va Arbeloa a las convocatorias. Quedan Casillas, Iniesta, Ramos y Piqué. El resto es nuevo.

Llegó el Mundial de Brasil. Íbamos como grandes favoritos. Pero la realidad nos bajó a la tierra de un plumazo, en primera fase y siendo escaldados por casi la misma Holanda ante la que nos coronamos cuatro años antes bajo el cielo de Sudáfrica. ¿Se acabó esa España que bailaba con el balón en los pies?

De repente fuimos previsibles. No éramos capaces de sorprender a nadie. Nuestro portero fallaba. Nuestra defensa fallaba. Aquel centro del campo que nos hizo invisibles no funcionaba. Y la delantera, sencillamente, no tenía gol. ¿Cómo era posible aquello si acabamos de dominar el mundo entero con prácticamente los mismos futbolistas?

Pero pasó. Y con dolor hicimos las maletas rumbo a casa, ese cruel camino que ya habíamos hecho tantas veces antes. Volvió aquel espíritu de perdedores, aquel maleficio de los cuartos de final que nos perseguía en cada gran evento. Lo de siempre volvía a ser la rutina.

¿Y ahora? Pues, no sin algún apuro, nos hemos clasificado para la fase final de la Eurocopa que tendrá lugar el próximo verano en Francia. Sin brillo. Sin gol. Pero ahí estamos, una vez más, en un torneo de esos importantes capaces de dejar al mundo sin aliente.

Y sí, España llega como favorita, defendiendo título. Con muchísimos jugadores nuevos sobre el tapete verde que invitan al menos, a un optimismo moderado quizás para próximos eventos. Pero ahí estaremos. Saldrán once futbolistas al campo e intentarán jugar al fútbol como ellos saben. ¿El estilo? Quizás ahora lo importante sea ganar ya que ese estilo está más que consolidado.

Del Bosque dará con alguna clave seguro. Ya no están las vacas sagradas que alineó en Brasil por aquello del que dirán que le importa tanto al seleccionador. Tendrá que plantarse y analizar el problema en la delantera. Todo funciona pero el gol no llega. ¿Diego Costa es una solución o un problema?

Y luego sumemos: Isco, Thiago, Mata, Cazorla, Silva, Iniesta, Morata… No suena mal, pero quizás les falte todavía algo de maldad para volver a hacer historia y conseguir enlazar tres Eurocopas consecutivas.

¿Lo imaginan? Tres Eurocopas consecutivas. Difícil, desde luego. Pero este equipo, por méritos propios, ya siempre será favorito en cada evento que arranque. Al igual que lo es Inglaterra, que lo último que ganó fue en 1966. Siempre seremos de esos equipos que tienen para siempre una estrella en el pecho.

Y no podemos olvidar que hace no demasiado tiempo fuimos los mejores…

bluebird Comunicación
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