Agosto trae muchas cosas. Para muchos es el momento de las vacaciones, de desconectar de la realidad. Para otros es el momento de currar para atender a la ingente cantidad de turistas que se mueven en esas fechas. Trae calor, aunque este verano parece estar siendo benévolo para muchos. A otros les trae frío. Sí, a los del hemisferio sur. Y allí se disputa este torneo, un gran espectáculo del deporte con el balón ovalado.
Por tercera vez, el torneo tiene cuatro participantes. En 2012, Argentina se unió a Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. A los Pumas les cuesta, como le pasó a Italia cuando se incorporó al gran torneo del hemisferio norte, el 6 Naciones. Pero se ve una progresión y una intensidad por su parte que, a veces, les acercan a sus rivales, tradicionalmente muy superiores.
Los favoritos del torneo, como el año pasado, son los All Blacks, el mejor equipo del mundo en los últimos años. En 2013 lograron vencer por su mayor regularidad, y certificaron el triunfo ganando en Sudáfrica en un partido antológico, en la última jornada y teniendo los Springboks remotas opciones de ganar el trofeo.
Primera jornada del torneo, y las cosas han tomado un cariz inesperado. Los neocelandeses no han sido capaces de ganar en Australia, sólo lograron un empate a 12, en un partido sin ensayos. En los últimos años les tenían comida la moral, hasta el punto de lograr victorias ante los Wallabies por aplastamiento.
En esta ocasión, el equipo amarillo fue el que empujó más, el que buscó con más ahínco la zona de marca rival, pero se quedó sin el premio de la victoria bajo la lluvia de Sidney. El próximo fin de semana tendrán la oportunidad de volver a intentarlo, pero esta vez en territorio kiwi. De momento, les han fastidiado un récord. Si hubiera ganado Nueva Zelanda hubiera establecido la marca más larga de victorias consecutivas de toda la historia, con 18.
El segundo acto de la primera jornada nos llevaba hasta Pretoria. Allí los sudafricanos recibían a los argentinos, sabiéndose favoritos, aunque los Pumas ya les han dado más de un susto en ediciones anteriores del torneo. Y esta vez no iba a ser distinto. Ya en el himno se vio que los chicos de Daniel Hourcade querían dejarse todo en el campo, lágrimas incluidas.
Si en Sidney llovía, en Pretoria granizaba. La lluvia igualó a los equipos, y los sudafricanos entendieron que les tocaba mono de trabajo y sufrimiento. Y eso que lograron un ensayo en el segundo minuto del partido. Por un momento, el presagio era de partido fácil, pero los argentinos dieron una nueva demostración de pasión por este bendito juego, apretaron los dientes y empezaron a respirar en la nuca de su rival.
Al final no se produjo la sorpresa, los Springboks se impusieron por 13-6, pero pasaron unos minutos finales de profunda angustia. Pequeños errores en el control de balón por parte de los Pumas evitaron males mayores para la parroquia local, que por cierto no llenó el estadio ni de lejos.
La revancha llega este sábado. El Padre Ernesto Martearena de Salta será el tapete sobre el que se volverán a enfrentar. Hace dos años, en Mendoza, los argentinos les sacaron un empate a los sudafricanos. Un exitazo con el que justificaron su primera participación en el torneo. Llevan 13 partidos desde su incorporación al Rugby Championship y ese es el único que no han perdido. Y es el momento de ganar, aunque el equipo esté en medio de una renovación.
Sudáfrica es líder en solitario y deben tener entre ceja y ceja romper la hegemonía neocelandesa en este torneo. Para lograrlo, no pueden perder en Argentina de ninguna de las maneras. Y avisados están.
El que no puede volver a fallar es Nueva Zelanda si quiere reeditar el título. Pero Australia promete dar guerra y luchar por el torneo también.
Primera jornada, dos partidos y sólo un ensayo. Eso no parece sinónimo de espectáculo, pero el rugby tiene más cosas y seguro que la tendencia cambia en las próximas jornadas. De momento, los dos equipos que no partían como favoritos han dado la cara, han sido valientes y eso ha enriquecido mucho el inicio de este magnífico torneo.