La primera parte reflejó muy a las claras la diferencia que hay entre un gran equipo y un equipazo. El capitán neocelandés, Richie McCaw, vio la tarjeta amarilla (en rugby, eso supone 10 minutos de expulsión) y eso no impidió que los de negro mantuvieran la delantera en el marcador, aunque fuera por un estrecho margen. En cuanto McCaw volvió al campo, fue el australiano Rob Simmons quien vio la amarilla. En eso 10 minutos de inferioridad numérica, el marcador pasó de 9-6 a 23-6. La entereza de los Wallabies pendía de un hilo.
Rugby Championship: los Pumas perecen en la orilla
Avisaron en Pretoria y, jugando en casa, Argentina le dio un susto aún más grande a los sudafricanos. Si en el primer partido los de Daniel Hourcade reflejaron mucha emoción en los himnos, en Salta no podían contenerse, con todo el estadio dejándose la vida al gritar repetidas veces eso de que «coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir» con que termina el cántico.
Los Pumas se aplicaron el final de su himno. Persiguieron la gloria, pero no pudieron vivir, asi que con ella murieron, después de dejarse hasta el último gramo de orgullo y pasión en el césped. Durante bastantes minutos pareció que ganarían el partido. Sudáfrica cometía muchos errores y poco a poco los iba pagando. El empuje local les atosigaba, les costaba salir de su campo.
Con la vuelta de Juan Martín Hernández al equipo (en Pretoria no estuvo por lesión), el ataque del equipo sudamericano pudo desplegar todo su poder ante la defensa de los Springboks, tradicionalmente bastante férrea. Pero esta vez les faltaba oxígeno, por el buen hacer rival y también por el intenso calor que hacía en el estadio Padre Ernesto Martearena. Tanto es así que el colegiado, Steve Walsh, ordenó parar el juego mediada la primera parte para que todos recuperaran el aire y se hidrataran.
La pausa pareció sentarle mejor a los de Heyneke Meyer, que encontraron un ensayo del fantástico Bryan Habana para lograr marcharse al descanso con una pequeña ventaja, 13-16. Sin embargo, el inicio del segundo acto les tenía reservado un calvario. Argentina tuvo 10 minutos mágicos en los que pusieron el marcador en 28-16.
Pero los Springboks no conocen el concepto de la rendición. A trancas y barrancas procuraron buscarle las cosquillas a la defensa rival y se las encontraron con dos ensayos que les pusieron por delante de nuevo, aunque con sólo dos puntos de ventaja y 11 minutos por jugar. La tensión era máxima.
Marcelo Bosch aprovechó un golpe de castigo para adelantar de nuevo a los Pumas, 31-30, pero a tres minutos del final la infracción la cometieron ellos y Morne Steyn, que había salido en la segunda parte, transformó para poner el 31-33, que ya no se movería pese a la carga final albiceleste.
Los argentinos pueden estar orgullosos. No han logrado victoria ni empate, sólo dos puntos bonus defensivos por perder por siete o menos de diferencia en ambos encuentros, pero no resta valor a lo que han hecho. Medirse dos veces en una semana contra Sudáfrica y hacerles sufrir las dos hasta esos extremos no está al alcance de muchos equipos. Tras la semana de descanso que llega ahora, los Pumas deben jugar los dos partidos en Oceanía, para después recibir a All Blacks y Wallabies. La primera victoria en el torneo está al caer, sólo falta ver contra quién.
Los dos equipos oceánicos se enfrentaron 12 horas antes en Auckland. Tras el empate del primer partido, en Sidney, había que comprobar si los Wallabies realmente podían dar guerra o no en territorio kiwi. El Kapa o Pango de los All Blacks, el haka aún más agresivo que su clásico Ka Mate hizo temblar los cimientos del Eden Park.
La segunda parte comenzó y el festival de los de Steve Hansen no se detuvo. La delantera empujaba de lo lindo desde el principio y machacaba a los de ewen McKenzie. En seguida sentenciaron el partido y siguieron engordando sus números hasta cerrar el choque con una paliza de campeonato: 51-20. El partido de ida hirió el orgullo neocelandés. No podían tolerar que los Wallabies les dieran otro revés. Lograron una victoria aplastante y sumaron el punto bonus ofensivo por anotar más de cuatro ensayos (concretamente, seis).
Así pues, Sudáfrica sigue de líder, pero ahora ya sólo tiene un punto de ventaja con Nueva Zelanda, mientras que Argentina ha empatado a puntos con Australia, y les ha adelantado por aquello de haber perdido por mucha menos diferencia.
Si en la primera jornada hablamos de un ensayo en dos partidos, esta vez hemos visto 14 y una dosis de espectáculo más alta. Lo previsible.
El 6 de septiembre vuelve el torneo con su tercera jornada: Nueva Zelanda-Argentina y Australia-Sudáfrica.
La imagen que acompaña a este artículo es de England Kath ©