Rugby Championship: la épica australiana favorece a los All Blacks

Partido emocionante hasta el final, a ratos trabado, en Perth. Era el gran duelo del sábado. Sudáfrica visitaba a los Wallabies con la intención de mantener su liderato en el torneo. Su estancia en Oceanía, donde volverá a jugar en la próxima jornada en Nueva Zelanda, les debe reportar al menos una victoria para poder seguir con sus opciones intactas.

Salieron dormidos los de Heyneke Meyer, y al minuto y medio de empezar encajaron un ensayo extrañamente sencillo de Israel Folau. No es normal que eso le pase a los Springboks. En los siguientes minutos no parecían despertar. Como cuando te levantas de la cama pero tardas un rato en tener todas tus constantes vitales con el funcionamiento normal. Pero sí estaban despiertos.

Morne Steyn comenzó su clinic de patadas a palos en el minuto seis transformando un golpe de castigo, pero cuando los Springboks dieron el golpe de verdad fue en el 12, cuando una jugada perfectamente movida de lado a lado terminó con el ensayo de Cornal Hendricks, que ponía por delante a los suyos 5-8.

A partir de aquí, el juego trabado típico de Sudáfrica, obstaculizando el ataque del rival y manteniendo la delantera en el marcador gracias al aprovechamiento que hacía Steyn de las faltas rivales. Los dos equipos sumaban de tres en tres, pero Australia ya no conseguía nunca sobrepasar a su rival en el marcador. Y los minutos pasaban cada vez más deprisa para los locales, cuya desesperación aumentaba por no encontrar el hueco necesario entre la defensa verde.

En la segunda parte, Steyn seguía clavando patadas. Algunas las contrarrestaba el apertura australiano Bernard Foley, pero llegó un momento en que las cuentas ya no le salían a los locales. 14-23 y menos de 20 minutos por jugar. Perder el partido era definitivo para los Wallabies: no ganarían el torneo.

La esperanza para ellos llegó de la mano de Bryan Habana, que cometió un placaje alto y peligroso y vio la tarjeta amarilla en el minuto 67, a 13 del final, lo que dejaba a Sudáfrica con uno menos durante 10 minutos. Y justamente en su partido número 100 como internacional. Un borrón que no es nada típico de él.

Era el momento de la carga final de Australia. Se volcaron, sacaron un golpe de castigo y decidieron lanzar a palos. Foley dentro. 17-23. Faltaba un ensayo, y se lanzaron a por él como si no fuera a pasar nada más en su vida. Acorralaron a los Springboks, con la grada empujando lo que podía, y se plantaron casi en la línea de ensayo. Se sucedían las fases de ataque, pero los visitantes aguantaban haciendo honor a su fama de equipo duro y rocoso. Un error en el pase dio aire a Sudáfrica, que alejó el balón de su zona de marca, pero al recuperarlo los Wallabies lograron hilar la jugada hacia la banda izquierda, con mucha rapidez, y allí encontraron a Rob Horne, que se libró del último defensa con un elegante quiebro y ensayó.

Delirio en Perth, aunque todavía faltaba la transformación de Foley. Al igual que Steyn, estuvo magnífico pateando y transformó para poner el 24-23 a minuto y medio del final. Tras el saque de Sudáfrica, Australia mantuvo el balón en sus manos hasta que acabó el partido. Victoria muy necesaria, la primera que consiguen en tres partidos, y que les deja con vida. Necesitarán que Sudáfrica derrote en algún momento a los All Blacks, y ellos deberán de ganar todo lo que les queda, pero al menos opciones tienen.

Nueva Zelanda hace su trabajo

Llegaba la tercera jornada del gran torneo del hemisferio sur con los argentinos amenazando con lograr su primera victoria. Los All Blacks avisaban, con su clásica haka Ka Mate, que no sería nada fácil para los visitantes conseguirlo.

Gran ritmo neocelandés para empezar, pero el bloque argentino supo aguantar los primeros minutos de ritmo alto. De pronto, los Pumas empezaron a acostumbrarse a jugar en campo contrario y a atosigar a su rival. Se están gustando, están viéndose capaces de jugar de tú a tú contra los colosos del hemisferio sur y se agradece mucho que no se amilanen.

El problema es que los All Blacks no perdonan. Cualquier pequeño fallo puede convertirse en un boquete. No se había cumplido la primera media hora de partido cuando una jugada espectacular, aunque también un tanto afortunada, servía para que Julian Savea encontrara el hueco en la defensa para el primer ensayo. Dos patadas a seguir en la misma jugada. Tremendo.

Sin embargo, los Pumas no se echaron para atrás, siguieron atacando, pero en el descuento del primer tiempo cometieron el error que empezaba a cavar su tumba. Perdieron una melé y no cerraron bien la puerta, y el apertura Beauden Barrett realizó una jugada magnífica, entregando el ensayo a su compañero Liam Messam.

Los argentinos no estaban muertos. Los errores de Barrett en los lanzamientos a palos provocaron que el marcador en el intermedio fuera de 13 a 6, perfectamente asumible y remontable.

Pero, al igual que en el segundo partido contra Australia, los All Blacks salieron en la segunda parte a por todas, con ganas de sentenciar el partido y de lograr el punto bonus ofensivo por hacer cuatro ensayos o más. Savea repitió nada más volver de los vestuarios, poniendo el 18-6. Y percutían. Argentina pasó sus peores minutos, hasta que, pasado el minuto 50, lograron quitarse de encima al rival. Cometían algún error, pero más por la presión asfixiante a que se vieron sometidos que otra cosa.

Aún había vida, y creció por un golpe de castigo transformado por Nicolás Sánchez. Pero nada más recortar diferencias, los Pumas concedieron una infracción a sus rivales y volvieron los 12 de ventaja para el cuadro local.

Era el momento de irse a por todas para los argentinos. Pero los All Blacks ya no estaban por la labor de dejar el partido abierto. En el  minuto 72, Aaron Smith logró ensayar bajo palos y terminó con el partido. Al final, 28-9. No es que Nueva Zelanda fuera tremendamente superior a Argentina, no tuvieron el partido controlado siempre, pero supieron aprovechar los errores que les concedieron para cumplir el objetivo: ganar con punto bonus. Cinco puntos más.

Los Springboks ceden el liderato a Nueva Zelanda, aunque el punto bonus defensivo les deja sólo tres puntos por detrás. Son 12 puntos para los All Blacks, nueve de Sudáfrica, seis de Australia y dos de Argentina en la clasificación.

La imagen que acompaña a este artículo es de Sonya & Jason Hill ©

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