Hace algunas semanas les hablé aquí del desenlace del Open Championship desde varios puntos de vista. Este pasado domingo ha concluido el cuarto y último major de la temporada, el PGA Championship. El Valhalla Golf Club, diseñado en su día por el legendario Jack Nicklaus, ha sido el escenario del nuevo éxito del jugador norirlandés.
En ese otro artículo les comenté que el golfista dejó a su prometida Caroline Wozniacki en mayo con las invitaciones de boda distribuyéndose entre sus invitados. Y en julio los dos lograron su primera victoria tras la ruptura el mismo día. Vaya casualidad. Ahora, la tenista danesa espera continuar reverdeciendo laureles, pero su expareja no ha esperado. Primero se impuso en el prestigioso Bridgestone Invitational, remontando con gran solvencia a Sergio García en el último recorrido, y después se ha llevado el PGA Championship en una última jornada muy disputada.
Esto quiere decir que Rory, en un espacio de poco más de tres semanas, se ha llevado tres torneos de gran categoría, dos de ellos majors. Si lo compararámos con el tenis, es como si un jugador gana, de manera consecutiva, Roland Garros, Queen’s y Wimbledon. Una barbaridad sólo al alcance de los más grandes. Es lo que hizo Rafa Nadal en 2008.
Después de un tiempo de estancamiento, tras haber logrado ser el número uno mundial hace dos años, el joven jugador ha vuelto por sus fueros. Ha trabajado su físico, no hay más que ver imágenes de hace algún tiempo y compararlas con otras actuales para darse cuenta de que McIlroy ha estado ‘haciendo pesas’, pero eso no tiene por qué determinar su éxito actual. De repente se ha centrado y ha vuelto a ser él mismo, dispuesto a marcar un antes y un después en el mundo del golf. Eso sólo queda a la altura de las leyendas, y Rory promete convertirse en una de ellas.
La última jornada del major en cuestión se presentaba apasionante, con varios jugadores con opciones de victoria. Al menos ocho tenían posibilidades reales. Y casi todos ellos rindieron a un nivel bastante alto. Rory volvió a tener dudas, como en la última jornada del Open Championship. De hecho, su llama se apagaba en favor de un Phil Mickelson que empujaba muy fuerte, estaba tocado por una varita, desplegando una de sus mejores versiones sobre el campo, y con el público totalmente rendido a sus pies.
También estaban dando el callo su compatriota estadounidense Rickie Fowler, segundo en el Royal Liverpool, y Henrik Stenson, que buscaba la primera victoria de un sueco en un major en toda la historia. Por su parte, el australiano Jason Day y el austríaco Bernd Wiesberger se desengancharon muy rápido de la lucha por el triunfo, y el finlandés Miko Ilonen y el sudafricano Louis Oosthuizen no engancharon los suficientes birdies para poder competir hasta el final por el trofeo Wanamaker.
Todo cambió cuando el partido estelar llegó al hoyo 10. McIlroy tenía un segundo golpe en un par 5 para tratar de alcanzar el green y dejarse un buen putt de eagle. El tiro, de 257 metros, fue antológico, aunque él no pensaba lo mismo. Después, remató con el putt y dio un giro al torneo, sobre todo a su propia cabeza, que resultó decisivo para volver a tomar las riendas de la clasificación y llevarse su cuarto major. El norirlandés agiganta sus pasos hacia el Olimpo del golf inexorablemente. Con 25 años y recién recuperado el número uno mundial, ya sólo queda por ver cuándo llegará su próximo hito.
El encargado de cerrarle el paso, Tiger Woods, sigue esperando tiempos mejores. Esta vez no fue capaz de superar el corte. Se marchó eliminado con seis golpes sobre par.
Por su parte, Sergio García no pudo pelear por el torneo. Estuvo a un buen nivel en general, con un tercer día particularmente bueno, pero eso no le bastó para estar cerca de los primeros, y en la última vuelta acabó cometiendo más errores de lo normal, hasta terminar con tres bajo par, trigésimosexto, a 13 golpes del vencedor. El castellonense avisó de que el campo no se adaptaba muy bien a sus cualidades, y el resultado final certificó esa afirmación.
La imagen que acompaña a este artículo es de New Brunswick Tourism ©