Fui admirador de Jose Mourinho en su etapa en el Real Madrid. Lo confieso. Me gustaba el portugués desafiante ante aquella chulería humilde de Guardiola que tanto molestaba en el madridismo. Ante aquel enorme Barcelona hacía falta una respuesta. Y Mourinho fue el adecuado.
Sirvió para bajar los humos y derrotar al Barcelona. Y mientras ganó, aquellas ruedas de prensa nos parecían hasta divertidas. Simpáticas. Sí, yo le reí las gracias a Mourinho en sus buenos tiempos al frente del Real Madrid.
Pero un día se le fue la cabeza. Se le fue como entrenador y como representante del club. Nunca entendí su trato a Casillas. Nunca. Ni que pusiera a otro portero una vez se recuperó el mejor portero de la historia del Real Madrid. Tampoco aquellos ataques a jugadores ni algunas escenitas de su última temporada. Ni lo de Karanka. Jamás entenderé lo de Karanka.
La cosa es que se fue Mourinho y muchos pensaban que el Real Madrid tardaría en recuperarse del destrozo que había causado. Yo el primero. Aunque deseaba la salida del portugués, temía que los jugadores hubieran quedado muy tocados por ese año tan convulso en el que, además, no se ganó nada.
Pero llegó Ancelotti. Y el tío, en un año, ha ganado cuatro títulos. Más que Mourinho en tres años en el Madrid. Y este 2014 que ahora se acaba ha sido el año más exitoso de la historia del club. Y eso hablando del Real Madrid es una pasada.
El portugués lleva ya temporada y media en el Chelsea de su corazón. Allí es un ídolo. Hay que recordar que el verano de su vuelta, la camiseta con el 1 y el nombre Special fue la más vendida del club por encima de la de los futbolistas. Hizo un buen año y va en el buen camino para conseguir títulos en esta temporada. Pero nunca se olvida del Madrid.
Sus dardos hacia el Santiago Bernabeu son constantes. Hacia Casillas, hacia Ramos, hacia Pepe y hacia Cristiano, especialmente. No pasa página el bueno de Jose y muchos de los aficionados madridistas que aún le recordaban con cariño empiezan a cansarse de las tonterías.
¿Por qué esa obsesión de Mourinho con el Real Madrid? Pues la respuesta es sencilla: envidia.
Mourinho envidia a Ancelotti por sus títulos en el Madrid. Especialmente por la ansiada Décima. Él no la consiguió. Pasó rondas y llegó a semifinales tras muchos años si pasar de octavos de final, pero en el Madrid sólo se cuentan los triunfos. Y él lo sabe. También envidia el buen rollo de la plantilla con su entrenador y la tranquilidad mediática.
Eso nunca lo tuvo Mourinho en Madrid. Ni luchó por conseguirlo. Él necesita la polémica y el combate. Necesita la tensión. Pero con el tiempo se ha demostrado que eso no trae consigo el buen fútbol ni los títulos.
Sí. Yo defendí a Mourinho cuando entrenaba al Madrid. Pero ahora, con el tiempo, tengo cada vez más claro el daño que hizo a ese escudo y lo acertada que fue su salida para revivir días de gloria en el Santiago Bernabeu.
Tanta paz lleves como descanso dejaste.
Fotografía: Apasciuto ©