Messi ante la historia y el fracaso

Alemania-ArgentinaEn un lado del ring, un equipo compacto, fuerte, bien armado, que trata bien el balón, que sabe a lo que juega, que humilló a un país entero asestándole el segundo ‘maracanazo’ de su historia. Al otro lado, Messi.

O eso es lo que parece. El jugador del Barcelona lidera a una Argentina sin sangre, sin juego y sin fútbol en la que, por encima de todo, se ha erigido la defensa como principal baluarte de un equipo que brinda todas sus opciones a lo que haga su número 10.

Cuenta esta Argentina con el inconveniente de no contar con su mejor jugador durante el Mundial: Di María. El pulmón del equipo, único futbolista capaz de hacer algo en ese mediocampo terrible en el que todos levantan la cabeza para buscar a Messi. Bueno… y tienen a Mascherano, auténtico capitán de un equipo y que, si hubiera moralidad en esto del fútbol, tendría que ser el encargado de levantar la Copa del Mundo.

Frente a esta Argentina estará la Alemania de Kroos y de Zinedine Khedira. Si fueran otro equipo se podría pensar que se les podría subir el éxito y la goleada ante Brasil a la cabeza. Pero son alemanes y siempre están ahí. Y quizás sean ellos los que de verdad merezcan este triunfo. Por trayectoria reciente y por historia.

Se acabó ese encorsetado fútbol alemán. Los de Löw juegan a otra cosa. Con el modelo español como referencia y el espíritu que siempre ha acompañado a este combinado, quieren sumar la cuarta estrella a su palmarés y mimbres tienen de sobra para ello. A eso hay que sumar a un Klose que quiere aumentar su leyenda y que tiene pinta de marcar en esta final.

Todo mientras se calientan los ánimos en el planeta fútbol. Mientras se encumbra, una vez más, a un futbolista que durante el torneo no dio la talla y ahora quieren presentar como el redentor del deporte rey. Un futbolista que lleva ya varios años apagado, arrastrándose por los campos y simulando ser lo que un día fue.

Pero es el Mundial de Messi. Eso está escrito. Esperemos que la FIFA no se empeñe en que sea el Mundial de Messi sí o sí, por lo civil o por lo criminal. Porque en eso son expertos los gerifaltes del fútbol internacional.

Pero Messi juega con una gran sombra: la suya propia. Y la de Maradona. A Diego se le ve en la mirada que no quiere que pase. Que él quiere seguir siendo único. Y quizás, aunque no lo diga ante las cámaras, sea el único que tenga claro que este Messi no le llega ni a la altura de sus tobillos. Ni la mano de Dios ha aparecido y mucho menos se espera que haga una jugada mítica sentando alemanes.

Al menos este Messi no.

España rozó la excelencia y el fútbol se merece un campeón justo. Y ese campeón que tendría que conseguir el cetro de la Roja no es otro que esta fantástica Alemania. Pero el fútbol no siempre entiende de justicia y todo puede pasar. Incluso que una insulsa Argentina conquiste un campeonato y se encumbre de manera ficticia a un Messi que, pase lo que pase, nunca será Diego Armando Maradona.

La ilustración que acompaña a este artículo es de Raquel G. Ibáñez.

bluebird Comunicación
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1 Comentario

  1. ¡Qué cachondo? Total que hoy Messi «se juega ser leyenda o ser uno más». Uno más, escribes, como vulgares Cocos, Zuvirías, Arbeloas o Callejones… Messi, mal que te pese por tu reconocido antibarcelonismo, hace tiempo que llegó a la cima no de las leyendas – leyenda es Rubén Cano- sino de los Dioses del Olimpo del fútbol. Quizás lo que te duela es que hoy Messi, casi arrastrándose sobre el campo y siendo una sombra del que fue, alcance un hito que posiblemente el efebo con nombre de Presidente neoliberal de los USA comprado y mantenido a golpe de talonario capitalista por el Madrid no alcance en su vida ya nazca siete veces. O veinte.

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