Sorprendía el inicio del equipo de Doc Rivers. Siendo el segundo año del exentrenador de Boston Celtics en la franquicia californiana, parecía lógico pensar que el equipo ya tenía muy engrasada esta parte de su juego. El propio técnico tenía como objetivo mejorar esta parcela del juego de su equipo, dado que la ofensiva estaba en buen estado en la campaña 2013/14.
Tanto fue así que los angelinos, ahora hermano rico de Los Angeles, fue el equipo máximo anotador de la pasada temporada, con 107.9 puntos de media por partido, una cifra nada desdeñable. Pero a Rivers le chirría ser sólo la 14ª mejor defensa de la liga. Sabe que encajando 101 puntos por partido no hay anillo posible. Y menos si en play-offs aumenta esa cifra, como fue el caso. Los Clippers encajaron 106.8 puntos de media por partido en las dos eliminatorias que jugaron, la que ganaron en siete partidos ante Golden State Warriors y la que perdieron en seis contra Oklahoma City Thunder. Se enfrentaban contra dos de los equipos con más potencial atacante, pero esa excusa a un ganador como Rivers no le sirve.
Se entendía que el trabajo enfocado a este nuevo curso 2014/15 debía suponer una mejora defensiva obvia, pero el inicio de la temporada para nada lo acredita. Aunque sólo encajan 0.7 puntos más que la temporada pasada (101.7), son sólo la 22ª mejor defensa. Por si esto fuera poco, los Clippers han bajado su anotación, sólo meten 100.7 puntos de promedio, y eso es una bajada de más de seis puntos. Son los 15º en anotación en este arranque.
La situación no es ni mucho menos desesperada. De siete partidos, han ganado cuatro y han perdido tres. Pero han jugado cinco en casa y sólo dos fuera. Les costó mucho ganar a unos Thunder muy limitados por las bajas y a unos Lakers que son de lo más dócil dentro de la NBA. Después sufrieron el primer varapalo, derrota en casa con Sacramento Kings, una auténtica revelación en las dos primeras semanas de competición. El siguiente en pasar por el Staples Center fue Utah Jazz, que estuvo cerca de dar otro disgusto. Después viajaron a la cancha de los Warriors donde se llevaron un aguacero de triples. De vuelta al hogar, triunfo muy sufrido contra Portland Trail Blazers y decepcionante derrota ante los campeones, San Antonio Spurs.
Pero ya se ha visto algo. Los Blazers empezaron el partido metiéndolo todo, sacándole los colores a su rival, que tras ocho minutos de juego tenía 31 puntos en contra. Una proporción de 186 en el partido entero. Pero ahí pasó algo. Quizá Rivers dio una voz más alta de lo normal y los jugadores se concienciaron de que había que ponerse las pilas de verdad. Y se notó. Las manos arriba punteando, las ayudas funcionando y, de ese modo, atascaron a Portland, que ya no volvió a poder anotar con soltura en el resto del partido y terminó perdiendo. Y ante San Antonio, se volvió a ver a un equipo que trabaja más unido atrás, que concede menos espacio y dificulta los lanzamientos del rival. Sólo la genialidad de los Spurs les privó del triunfo. 46 minutos ganando el partido, para acabar claudicando al gran partido de Kawhi Leonard, que por fin ha enseñado las garras esta temporada y mantuvo vivos a los suyos.
En absoluto debe dominar el pánico en los Clippers. Sólo se llevan jugados siete partidos y en los dos últimos ya se intuyen cosas. Es muy probable que mejoren y acaben siendo un equipo muy complicado de ganar y candidato al anillo. Eso sí, el calendario que viene ahora es terrorífico. Tras varios días de descanso, otros dos partidos en casa, ante Phoenix y Chicago, y después una gira de siete partidos fuera donde esa defensa será puesta a examen noche tras noche.
Fotografía: Michael Tipton ©