La Vuelta recoge los duelos que no se vieron en el Tour

En la ‘Grande Boucle’, Vincenzo Nibali logró arrasar. Se retiraron Chris Froome y Alberto Contador, que estaban llamados a disputarse la carrera en el pavés y en las montañas francesas. Las caídas dejaron a los dos fuera de combate. Nunca sabremos si la victoria hubiera recaído en el siciliano igualmente, o si uno de sus dos adversarios podría haberle superado. Las opciones del británico estaban intactas cuando se retiró en la quinta etapa, las del español muy mermadas cuando se tuvo que subir al coche de su equipo en la décima. Le separaban ya más de dos minutos y medio del italiano.

Ahora los dos se miden en las carreteras españolas. Contador avisa de que afronta la carrera con otra mentalidad, es decir, como si no fuera a pelear por ganar la clasificación general. Froome va a ir a por todas, descansado después de un Tour que ni siquiera duró una semana para él. En 2011 se le escapó el triunfo en la ronda española por muy poco respecto a Juanjo Cobo. Ahora tiene la oportunidad de resarcirse, pero el nivel de sus rivales será de una exigencia máxima.

Y es que, además de Contador, en la 69 edición de la Vuelta está también Nairo Quintana. Va camino de convertirse en el mejor corredor colombiano de todos los tiempos y debería ser uno de los mejores escaladores del mundo en lo que queda de década, al menos. El año pasado deslumbró a todos con un Tour maravilloso (ganador de una etapa con llegada en alto, en Semnoz, ganador de la montaña, mejor joven y segundo de la general) y este año ha ganado el Giro de Italia arrasando a su compatriota Rigoberto Urán y a otro joven, pero italiano, Fabio Aru. Ellos dos estarán también en la salida de Jerez de la Frontera. Y Alejandro Valverde, que supuestamente estará más flojo que Quintana y no le quitará la condición de jefe de filas del Movistar.

La FDJ apuesta por llevar al reciente tercero de la ‘Grande Boucle’, Thibaut Pinot. Dan Martin, Ryder Hesjedal y Andrew Talansky son la potente tripleta del Garmin Sharp. El Belkin se presenta con Wilco Kelderman, Robert Gesink y Laurens Ten Dam. Estarán Mikel Nieve y Dario Cataldo para apoyar a Froome en el Sky, Dani Moreno y  ‘Purito’ Rodríguez buscarán triunfos para el Katusha, y Cadel Evans, Philippe Gilbert y Samuel Sánchez son las caras más reconocibles del BMC Racing. El otro equipo español, el Caja Rural, presenta nombres muy familiares para el aficionado como son David Arroyo, Luis León Sánchez y Amets Txurruka. Otros ilustres son Dani Navarro, Jurgen Van den Broeck, Tony Martin, Fabian Cancellara, Julián Arredondo y Haimar Zubeldia (compañeros del suizo en el Trek), Carlos Betancur, Warren Barguil o Alessandro De Marchi (el corredor más combativo del Tour).

Pero no hay que olvidar tampoco la nómina de sprinters. Tom Boonen (su compañero Mark Cavendish se queda en casa), Andrea Guardini, Michael Matthews, John Degenkolb, Moreno Hofland, Peter Sagan o Nacer Bouhanni se disputarán las pocas etapas que están diseñadas para una llegada al sprint.

Y es que el recorrido sigue por los mismos derroteros de las últimas ediciones: muchos finales picando hacia arriba, finales en alto en puertos explosivos, etapas de montaña y algunas contrarrelojs. Dos protagonistas principales: Andalucía y Galicia. En el sur comienza la carrera, y allí estará el pelotón hasta la octava etapa, donde saldrán de la granadina Baeza para llegar hasta Albacete. En la región del noroeste se disputan íntegras las cinco últimas etapas, precedidas de tres finales en alto en Asturias y León, donde la general quedará quizá decidida. Por si acaso estará el Alto de Ancares, final de la penúltima etapa, como posible juez si las diferencias son cortas.

Si se consiguiera una igualdad máxima, aún habría una opción de dirimir el ganador en la crono que cerrará la Vuelta, en Santiago de Compostela, de casi 10 km. Allí mismo finalizó la edición de 1993 (Tony Rominger le ganó la Vuelta a Alex Zülle en otra crono final), y desde entonces el final siempre había sido en Madrid. Será la primera vez en 37 años que la Vuelta no pase en ningún momento por la comunidad madrileña.

La fórmula le está dando resultados a Javier Guillén, porque está consiguiendo mucha igualdad, pero esa obsesión por el final en cuesta resulta un poco incómoda para los seguidores de este deporte. Además, la contrarreloj se está viendo condenada al más absoluto ostracismo. Este año hay tres, pero se trata de una por equipos de 12,6 km, la más larga de 36,7 con un largo tramo de bajada tras coronar un puerto de tercera categoría y la final de 9,7, una cantidad digna de un prólogo y no de una crono que puede resolver la general. Debería haber más del doble de km de crono, sobre todo porque la que es por equipos debería ser mucho más larga. Así diseñadas, las cronos van a generar diferencias mínimas entre los favoritos.

Los finales en cuesta, parecido. Algunos podrán estar más fuertes y dejar de rueda a los rivales, pero lo normal es que la diferencia en meta sea de unos pocos segundos. Si hablamos de finales en puertos, descubriremos el granadino La Zubia, un puerto de menos de cinco km pero con un desnivel medio del 7,8%. Casi un muro. También serán novedad el santuario de San Miguel de Aralar en Navarra, un puerto de entidad que puede hacer mucho daño, y La Camperona, descubrimiento en León de un puerto suave pero con un final terrorífico, casi parecido al Angliru. Otro final inédito será en Monte Castrove, de segunda, muy cortito pero exigente y explosivo. Los demás finales en alto están en la memoria de la gente: Valdelinares, Lagos de Covadonga, La Farrapona y Ancares. Hay bastante montaña, pero sólo dos puertos de categoría especial y nueve de primera en toda la carrera. Nuestra montaña, es obvio, no se puede comparar con la francesa, ni tampoco con la italiana.

Muchos ojos van a estar pendientes de la ronda española, porque el elenco de estrellas es tremendo, difícil de recordar en esta carrera. Es obvio que no están todos los gallos del pelotón internacional, por ejemplo faltan los dos primeros del último Tour de Francia, Nibali y el francés Jean-Cristophe Péraud. Pero con lo que hay en el pelotón, da para tener tres semanas muy divertidas de ciclismo.

La imagen que acompaña este artículo es de Simon Carr ©

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