Si el año pasado el Real Madrid se mostró como un auténtico equipo para eliminar en una brutal eliminatoria al Bayern Munich, el Barcelona sólo necesito a Messi para sentenciar prácticamente su pase a la final de Berlín del próximo 6 de junio. Y a ello ayudó el planteamiento de Guardiola.
Durante 90 minutos, los hasta ahora todopoderosos alemanes se convirtieron en corderitos frente a un Barcelona que apenas hizo nada a lo largo del encuentro. Se limitaron a esperar una oportunidad que llegó cuando Messi abrió la lata. Entonces ni Neuer pudo parar la debacle.
Podemos decir que Guardiola puso la alfombra a sus antiguos futbolistas para que se luciesen en la ida de la semifinal de la Champions League. Cierto es que el Bayern tenía bajas pero nada puede justificar un planteamiento así en un equipo que se considera de los más potentes del mundo.
Así que el Barcelona se dedicó a marear la perdiz y a inquietar de cuando en cuando a Neuer hasta que a Messi le dio la gana de hacer algo diferente. La jugada de siempre y gol. Al otro palo, pero gol. Y ahí se rompió el partido y probablemente la eliminatoria.
Luego llegó un gran gol del argentino y la sentencia de Neymar. Los del Bayern fueron incapaces de luchar contra los elementos y ni siquiera inquietar apenas la meta de Ted Stegen en los últimos minutos del encuentro. Guardiola se quedó sin aire y sin ideas.
Messi fue la clave. La única diferencia entre dos grandes equipos. Sin Robben ni Ribery, los de Guardiola pierden esa frescura y revolución que si tiene Messi en el Barça. Y eso lo echan de menos aunque tengan auténticos jugadorazos dispuestos sobre el campo.
No obstante, no fue hasta el minuto 76 cuando Messi pudo abrir la lata dispuesta por Guardiola. ¿Qué pensarán los aficionados del Bayern sabiendo que la remontada en el Allianz es absolutamente imposible? ¿Hasta cuándo le durará la paciencia con el Pep que aún no ha demostrado absolutamente nada fuera del Barcelona y ha fracasado dos años seguidos en Champions?
Guardiola llegó al Camp Nou para dejarlo todo en bandeja para Messi y sus compañeros. Poco Bayern. Al final la eliminatoria más emocionante será la que nadie pensaba que sería. Messi fue demasiado para un conjunto alemán que mucho tendrá que mejorar, no sólo en la vuelta, sino en la próxima temporada si quiere derribar el techo de las semifinales de la Champions League.
