Si hubiera un premio al guión más inesperado el premio recaería en la final de la Eurocopa 2016. Y no tanto por la victoria de Portugal como por la manera de desarrollarse los acontecimientos en un partido marcado por la lesión de Cristiano Ronaldo al poco de arrancar el encuentro y que finalizó con una victoria histórica de los lusos.
Los compañeros de Ronaldo, tras ver la salida de su estrella entre lágrimas del rectángulo del terreno de juego, tuvieron que apelar a la heroica. Y no se achantaron. Francia nunca dominó del todo el encuentro y los portugueses comenzaban a sentirse en la salsa que le gusta a Fernando Santos.
Emergieron algunas figuras inesperadas en los dos bloques y no aparecían los esperados. Griezmann se borró y demostró que lo suyo quizás no sean las finales. Pogba continuó con su Eurocopa de claroscuros aunque en la final estuvo demasiado perdido y no encontró su sitio en ningún momento. Y lo más destacado que hizo Payet por su equipo fue lesionar a la estrella rival.
Y es que parecía todo dispuesto para una victoria francesa. Jugar en casa siempre había sido bueno para ellos históricamente en cuanto a títulos se refiere y, sobre el papel, eran muchísimo más equipo que Portugal. Francia tenía una oportunidad histórica de presentar al mundo una nueva gran generación de futbolistas que, por fin, ocuparan el lugar dejado por Zidane y compañía.
Pero la lesión de Cristiano Ronaldo supuso un antes y un después en la disposición del encuentro. Portugal se lo empezó a tomar más en serio y Pepe se comenzó a erigir como el líder del equipo. A partir del central del Madrid se comenzó a gestar una hazaña que nadie esperaba al poco de empezar la final.
Pese a todo ambos equipos tuvieron sus ocasiones y sus momentos a lo largo del encuentro. Los 90 minutos finalizaron con algunas ocasiones siendo especialmente clara una en la que Gignac chutó al palo después de destrozar a Pepe. Ahí tuvieron la Euro los locales pero la madera los llevó a una prórroga que se hizo inevitable con el paso de los minutos.
En la prórroga continuó el mismo partido horrible que habíamos sufrido los espectadores durante los 90 minutos. Ni más ni menos. Probablemente a muchos les dolía ver eso sobre el campo recordando las dos finales jugadas y ganadas de manera brillante por España en 2008 y 2012, aunque eso ya es historia.
Y para cuento de hadas lo que le tocaba por vivir a Éder que se convirtió en el gran protagonista de la noche y con un latigazo extraño desde la frontal del área batía a Lloris y se escribía su nombre con letras de oro en la historia del fútbol luso. A partir de ahí vinieron los minutos más largos de la historia de Portugal. Pero supieron jugar sus cartas y perder el tiempo suficiente para que Francia fuera apagándose en un miedo a fracasar ante su gente que se hacía cada vez más evidente.
Pitó el árbitro el final y Portugal había ganado la Eurocopa con Cristiano Ronaldo lesionado y un tal Éder como héroe. ¿Alguien lo habría podido apostar al inicio del encuentro? Pero el fútbol tiene estas cosas y la historia pudo al fin devolverle a Portugal lo que un día probablemente le quitó ante Grecia allá por el año 2004 en su propio terreno.
Ahora les tocó a ellos jugar el papel de menos favoritos contra una gigantesca Francia que se dio de bruces contra el planteamiento de Fernando Santos. Se acabó aquello del tiki taka en una competición en la que ha primado ganar por encima del fútbol bonito y de cualquier otra historia.
Y entonces llegó el momento que muchos no querían ver ni en pintura. Después de ahogarse en lágrimas de pena llegó el momento que de verdad quedará para historia y será portada de medio mundo: Cristiano Ronaldo levantando la Eurocopa 2016 hacia el cielo de París.