La España baloncestística, ante un drama griego

Eurobasket 2015. Una cita importante, y también especial, para la selección española, y sobre todo para un jugador que ya no tiene que mirar hasta la línea del horizonte para ver el final de su carrera. Ese jugador es Pau Gasol, una superestrella del baloncesto mundial que ha demostrado compromiso con la selección y sólo ha faltado por lesión algún verano que otro. Siempre que ha podido ha estado y su presencia ha elevado mucho el nivel del equipo nacional. Este verano se está notando más que otras veces.

En este campeonato, Pau está anotando 23 puntos por partido, máximo encestador entre 24 selecciones. Su luz es una guía, todos siguen a la gran estrella, pero eso no basta. El equipo necesita que se sumen más jugadores para aportar. Pero hay una cosa fundamental: la defensa. El equipo no está preparado, o por lo menos anda despistado, y concede demasiadas facilidades a los rivales.

Es por esto que España tiene problemas. Se ha clasificado para octavos de final en el último suspiro. Sí, el grupo era el más complicado de todos, con Serbia, que es un equipazo, Italia, que no funciona tan bien como equipo, pero que tiene unas individualidades magníficas, Turquía, una selección importante en lo que va de siglo, aunque ha llegado muy justa a este campeonato, y Alemania, anfitriona del grupo y con Dirk Nowitzki y Dennis Schröder en sus filas. A Islandia no la podemos contar como una selección de renombre, aunque en la primera parte se atrevieron a cuestionar la superioridad española.

Las sensaciones no son nada buenas, y eso se vio reafirmado en octavos de final, donde Polonia puso en entredicho la victoria del equipo de Sergio Scariolo durante los tres primeros cuartos. Solo en el último acto, y con Pau dando una versión totalmente desconocida de sí mismo (seis de siete en triples en el encuentro), España superó la prueba.

Los rivales van pasando y todos se encuentran agujeros muy aprovechables en la defensa española. Hay ayudas que no llegan, y otras que sí, con mucho celo, pero que acaban generando un problema en otro sitio, con un jugador solo que acaba anotando con facilidad. Una situación como esa duele si pasa una vez, o cuatro o cinco en un partido. Pero si pasa como un goteo constante acaba condicionando la actitud de un equipo, que sufre una gotera y no logra encontrar la forma de taponar el agujero, de arreglar el tejado. Solo queda la opción de suplicar para que no llueva.

El problema en cuartos llega con Grecia. Necesitas un día soleado, con la mayor ausencia de nubes posible, y lo que viene es una borrasca que, en condiciones favorables, puede convertirse en ciclogénesis explosiva (¿Nadie echa en falta una peli de Predator vs Ciclogénesis Explosiva?). El conjunto de Fotis Katsikaris es una amenaza muy seria. En el juego interior puede plantear mucha guerra, de hecho le hará cosquillas a menudo a los españoles, y por fuera tiene armas defensivas muy interesantes y a Vassilis Spanoulis, el tipo de jugador letal que España tuvo con Juan Carlos Navarro y que ahora no tiene.

No es una cuestión de alimentar el pesimismo y el desánimo, pero hay que tener las cosas muy claras: España lleva seis partidos en el Eurobasket, y en ninguno ha dado el nivel suficiente para poder doblegar a un equipo de la magnitud del griego. Si los pronósticos funcionan, el oro llegará si ganamos, de manera consecutiva, a Grecia, Francia (en su cancha) y Serbia. Parece una misión imposible.

En el partido ante los griegos deberemos comprobar si el equipo español tiene ases guardados en la manga. Es obvio que es un equipo presionado. Su trayectoria en los últimos 12 años le señala siempre como unos de los máximos candidatos a ganar o a llevarse la plata si compite Estados Unidos. No es la primera vez que comenzamos mal un campeonato con Scariolo y lo acabamos descorchando el champán. Pero es complicado pensar que el equipo puede dar un giro lo suficientemente importante de repente y poder ganar a los más gallos.

No está mal la versión ofensiva de España. Hemos tenido atascos en ciertos momentos, pero, por lo general, no se ha atacado mal. Pau no suele estar solo. O le ayuda un poco Nikola Mirotic, o el ‘Chacho’ Rodríguez, o Pau Ribas, más las ganas que le echa Sergio Llull. Pero estaría bien un poco más de compañía. Rudy Fernández tiene problemas físicos, pero antes de tenerlos ya estaba desaparecido en combate. Tal como está el equipo, se hace muy necesario contar con alguien de su talento. La alternativa está siendo Fernando San Emeterio, que puede lograr tener un buen nivel defensivo y aportar algo de tiro exterior, pero ya no es el jugador de hace tres o cuatro años, cuando era básico en Vitoria y el Laboral Kutxa aún era capaz de ganar títulos.

El cambio generacional que debe acometer la selección no es enorme, no atañe a muchos de sus jugadores. Atañe, básicamente, a la gran estrella, a Pau, que seguramente jugaría el año que viene los Juegos Olímpicos de Río 2016 y después apartaría su camino para poder alargar su carrera en la NBA, o quién sabe si en el Barça en caso de que decidiera intentar el asalto a la Euroliga con el club de sus amores.

Para los futuros años es posible que se pudiera contar aún con Marc Gasol, José Manuel Calderón o Ricky Rubio, jugadores que han fallado este verano por motivos profesionales o físicos, pero que deberían regresar en futuras convocatorias, aunque se puede pensar que a Marc y a Calde no les quedan demasiados veranos jugando con España. El equipo está recorriendo un camino difícil, bajar del primer peldaño mundial al segundo o al tercero, para ser un equipo que batalle y que, de vez en cuando, se cuelgue una medalla en el cuello. Parece que eso nos espera más pronto que tarde.

Pero antes de pensar en años futuros, es mejor pensar en los griegos, un equipo fortísimo que nos puede provocar un problema olímpico. Si se cae en cuartos de final, es necesario ganar otro partido para asegurar la presencia en el Preolímpico del año que viene, aunque si no lográramos clasificarnos para ese torneo el año que viene es posible que la FIBA nos concediera una invitación para jugarlo, por ser el equipo más fuerte no clasificado para él.

El Eurobasket no perdona. Todos los equipos tienen talento, aunque unos tengan más que otros. Si no se defiende bien, casi cualquier equipo te puede complicar un partido, y no es un tópico. Con el nombre no se ganan partidos, y ahí están Rusia y Alemania eliminadas en la fase de grupos. Y en octavos ya hemos visto el cataclismo de Croacia, firmando un ridículo asombroso ante la República Checa.

Tal como ha quedado el cuadro de cuartos de final, cuesta pensar en medalla española, aunque la calidad del equipo hace que algo de esperanza perviva siempre. Por si acaso, mejor que el rival no tenga su mejor día para aumentar nuestras opciones. Pero, si le gusta el baloncesto, diviértase viendo el partido y el resto del campeonato, seguro que merecerá la pena el tiempo invertido.

bluebird Comunicación
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