Fútbol y corrupción: FIFA, la mafia del balón (I)

Conforme avanzaba el siglo XX, la presencia del fútbol iba creciendo en todo el planeta. Y con ello, crecía su poder y su influencia. Es evidente, que el deporte del balón se fue convirtiendo en algo cada vez más goloso para los poderosos y que generaba cada vez más beneficios económicos a su alrededor.

En un mundo como el nuestro era evidente que alguien se aprovecharía de ello. Hablamos, por supuesto, de la FIFA. Y es que si tenemos que escribir de corrupción en esto del fútbol, tenemos que hablar de la FIFA, ese gigante burocrático que desde Suiza controla con mano de hierro el fútbol global, con más influencia que muchos gobiernos y más países en su interior que la propia Organización de las Naciones Unidas.

Teniendo en cuenta que el presidente de la FIFA es tratado en numerosas ocasiones como un Jefe de Estado, cómo no va a ser atractivo estar dentro de un organismo tan poderoso y que ha ido enriqueciéndose gracias a que muchos países e instituciones internacionales han ido haciendo la vista gorda.

Porque era evidente que algo no iba bien en la FIFA desde hace muchos años pero nadie se atrevía a denunciarlo. La institución era un búnker infranqueable para cualquier periodista que buscará explicaciones pero hasta hace pocos años nadie prestaba atención a lo que podía pasar allí dentro, más allá que alguna denuncia o reportajes aislados.

Pero todo explotó el pasado año: lo que se rumoreaba, lo que se presuponía, lo que se atisbaba… Todo se confirmó: la FIFA es la mafia del fútbol. Y se inició un proceso de limpieza que durará muchos años porque, con total seguridad, hay mucho que extirpar.

Y es que otorgar la organización del Mundial a un lugar como Qatar empezó a herir demasiadas sensibilidades dentro de la propia FIFA como para dejarlo pasar. Fue la gota que colmó el vaso, empezaron las denuncias y el gran público empezó a conocer todo lo que pasaba dentro: corrupción, cohecho, tráfico de influencias, sobornos y mucho, mucho, mucho dinero en juego.

Mafiosos de traje y corbata: Blatter y compañía

En el centro de todas las miradas del llamado FIFA-Gate está él: Joseph Blatter. Uno de los hombres más poderosos del mundo gracias al fútbol, tratado con honores de Jefe de Estado y con aires de padrino perdonavidas. Finalmente el tiempo demostró que todos aquellos que sospechaban de Blatter tenían razón: actuaba como el capo de una estructura mafiosa muy bien organizada.

Todo el escándalo estalló el pasadoayo de 2015. Y, como cabría de esperar, las pesquisas no venían de esa vieja Europa futbolera que tanto reía y soportaba las andanzas de Blatter. Tuvo que ser la Fiscalía de Nueva York la que impulsara toda una operación ejecutada por las autoridades suizas que irrumpieron en un glamuroso hotel de Zurich donde la FIFA preparaba su asamblea. Los cargos iban desde el soborno hasta el fraude, pasando por el lavado del dinero. También por cuestiones relacionadas con contratos mediáticos y de merchandising: la gallina de los huevos sede oro explotaba de una vez por todas.

Comenzaron las detenciones en medio de los preparativos para un nuevo Congreso de la FIFA donde Blatter esperaba volver a ser reelegido como capo del planeta fútbol. Comenzaron a conocerse los cargos de unas investigaciones que arrancan desde principios de la década de los 90, todo relacionado con asuntos relacionados con derechos televisivos, publicidad, organización de eventos… Es decir, aquello de lo que tanto ha presumido la FIFA tanto con Blatter como con Havelange en su momento.

Después comenzó a conocerse que las distintas tramas corruptas afectaban a los procesos de selección de las sedes de los Mundiales, y eso son palabras mayores ya que los países invierten mucho dinero en conseguir organizar el segundo evento deportivo en importancia después de unos Juegos Olímpicos y, ahora, al conocer que ha podido haber un gran fraude detrás de sus decepciones, no les ha quedado otra que montar en cólera.

Y, probablemente, mientras sigan las investigaciones, lo que se conoce hasta el momento es sólo la punta del iceberg de muchos asuntos que tienen todavía que aclararse en su totalidad como es la concesión de organizar las Copas del Mundo de 2018 y 2022 a Rusia y a Qatar respectivamente.

Así que, acorralado, a Blatter no le quedó más remedio que dimitir. Probablemente haya llegado a algún acuerdo con los investigadores para quitarse de en medio, pero era necesario para comenzar a limpiar una institución como la FIFA cuyo prestigio ha quedado terriblemente dañado. ¡Ah! No olvidemos que a finales de 2015, el propio Blatter y Michel Platini, entre otros, fueron suspendidos por la Comisión Ética de la FIFA y se ha pedido para ellos alejarse de cualquier actividad relacionada con el fútbol de por vida. No olvidemos que Platini era señalado por casi todo el mundo como el sucesor de Blatter. Casi nada.

¿Un fútbol limpio?

En próximas entregas de ‘Fútbol y corrupción’ en Murray Magazine profundizaremos en toda esa oscuridad y suciedad que destila la FIFA. ¿Cuál será el siguiente paso? Pues, de momento, el próximo 26 de febrero tendremos elecciones para conocer al nuevo presidente del organismo. Por primera vez en muchos años no veremos la sonrisa de Blatter alzarse triunfadora.

Desde luego, el elegido no lo tendrá fácil para limpiar tanto la imagen de la FIFA como la propia institución y su mastodóntica estructura. Después de tantos años, estamos ante una inmensa burocracia corrupta y viciada, acostumbrada a unas rutinas que serán difícil de modificar por parte del nuevo equipo que entre con la persona que resulte de un proceso electoral en el que, con toda probabilidad, la sombra de Blatter oscurezca cualquier posibilidad de cambio real en la organización.

Continuará…

bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación
bluebird Comunicación

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.