Aunque no esté confirmado del todo, Iker Casillas está a punto de abandonar el Real Madrid. Una trayectoria impresionante en un portero que probablemente sea el mejor guardameta de la historia del fútbol español y, seguramente, uno de los más determinantes de toda la historia del deporte rey.
Y se va porque tiene que irse. Porque es insostenible. Porque ya nunca iba a volver a ser lo que fue. Porque la presión a la que está sometido Iker desde que Mourinho destrozó el Real Madrid es inaguantable. Porque es imposible que así vuelva a rendir al mejor nivel. Porque todo en un portero es cuestión de confianza para que el resto de las cosas funcione… y eso desapareció hace ya demasiado tiempo.
Tan evidente es que el portero no ha estado a su mejor nivel en los últimos años, como que ha sido maltratado de manera injusta por muchos aficionados. Especialmente con esa acusación de topo que nunca se demostró y que viniendo de un señor como Mourinho es, cuanto menos, para ponerla en duda. Pero algunos tomaron la palabra del portugués como si hablara ex cátedra y lo pagó Casillas.
No se puede ser portero titular del Real Madrid y sentir la desconfianza de la afición en todo momento. De buena parte de la afición. Eso es terrible para cualquier futbolista y se nota mucho más si hablamos del portero.
Pero Casillas es mucho más que estos tres años. Casillas es ganar la Champions League con poco más de 18 años. Casillas es rescatar a su equipo en la Novena con paradas antológicas. Casillas es aquella parada mágica ante el Sevilla. Casillas es el mano a mano contra Robben. Casillas es los penaltis ante Italia. Casillas es leyenda. Ya lo es.
No le harían falta ni homenajes ni nada por el estilo porque le queda mucho fútbol a gran nivel. Y él lo sabe. Sólo tiene que salir del Real Madrid para volver a sentirse guardameta y gozar de la confianza de todo un entorno.
Porque Iker Casillas es historia viva del fútbol y del Real Madrid. Porque hubo años en los que era él contra el mundo. Y salía vencedor. Porque la memoria en el deporte del balón es efímera pero con Casillas además ha sido injusta.
Ahora volará a Oporto y hay pocas dudas de que volverá a hacer algo grande. Se va un portero único. Legendario. Y el madridismo nunca hará suficiente para poder agradecerle todo lo que Casillas hizo vistiendo la camiseta blanca.
Fotografía: Gabriel Boia ©